CUANDO LA MEMORIA NO FALLA
En aquel pueblo castellano una señora con bastantes años encima, la daba por pensar cuando caía la tarde, era una forma de pasar de su soledad tremenda, la televisión la entretenía algo, más en su memoria aparecía el hombre que siendo joven la debió de querer a fondo, Esta señora llevaba viuda algún tiempo, sus hijos se habían casado y cada uno tomo su forma de vida sin pasar a visitarla demasiado, Las tardes se la venían encima como si fueran losas, alguna foto del pasado la miraba como si fuera testigo de lo que pudo a ver sido y nunca llegó a ser, Ella sabía de sobra que aquel joven hoy día mayor se acordaba de ella, y en su cerebro le veía sin envejecer, aunque aquel joven ya mayor se movía por diferentes lugares de España. Más ella sola se contestaba, tengo dinero y una buena casa, que más puedo pedir, no quiero saber nada de aquellos tiempos que fueron demasiado locos, Más como si tuviera un reflejo de cariño no borrado, podía distinguir aquel hombre hoy mayor que parecía no dejar de moverse por este mundo, e intentar hablar con ella, cosas que nunca sucedería, en sus largas noches de soledad, ponía su aparato de radio para escuchar historias de amor mágicas, el olvido nunca fue con ella, siempre cuando le llegó a ver a su antiguo pretendiente, sus ojos temblaban pensando en que quizá fue culpable por romper con su historia de amor de entonces, El olvido era imposible, había cartas de hacía muchos años que estaban siendo releídas, No quedaba más remedio que aceptar su situación de mujer viuda, y sin esperanza de volver a ser feliz, Aunque su economía fuera buena, la esperanza de ser feliz como en aquellos años de juventud castellana se evaporaba, La vida nos pone a prueba a los seres humanos, y nos toca a veces ser las marionetas de un destino que jamás soñamos, Hay veces que no se puede ir contra corriente, ni intentar cambiar la historia desde hace muchos años.
G X Cantalapiedra. 18 – 10 – 2025.
En aquel pueblo castellano una señora con bastantes años encima, la daba por pensar cuando caía la tarde, era una forma de pasar de su soledad tremenda, la televisión la entretenía algo, más en su memoria aparecía el hombre que siendo joven la debió de querer a fondo, Esta señora llevaba viuda algún tiempo, sus hijos se habían casado y cada uno tomo su forma de vida sin pasar a visitarla demasiado, Las tardes se la venían encima como si fueran losas, alguna foto del pasado la miraba como si fuera testigo de lo que pudo a ver sido y nunca llegó a ser, Ella sabía de sobra que aquel joven hoy día mayor se acordaba de ella, y en su cerebro le veía sin envejecer, aunque aquel joven ya mayor se movía por diferentes lugares de España. Más ella sola se contestaba, tengo dinero y una buena casa, que más puedo pedir, no quiero saber nada de aquellos tiempos que fueron demasiado locos, Más como si tuviera un reflejo de cariño no borrado, podía distinguir aquel hombre hoy mayor que parecía no dejar de moverse por este mundo, e intentar hablar con ella, cosas que nunca sucedería, en sus largas noches de soledad, ponía su aparato de radio para escuchar historias de amor mágicas, el olvido nunca fue con ella, siempre cuando le llegó a ver a su antiguo pretendiente, sus ojos temblaban pensando en que quizá fue culpable por romper con su historia de amor de entonces, El olvido era imposible, había cartas de hacía muchos años que estaban siendo releídas, No quedaba más remedio que aceptar su situación de mujer viuda, y sin esperanza de volver a ser feliz, Aunque su economía fuera buena, la esperanza de ser feliz como en aquellos años de juventud castellana se evaporaba, La vida nos pone a prueba a los seres humanos, y nos toca a veces ser las marionetas de un destino que jamás soñamos, Hay veces que no se puede ir contra corriente, ni intentar cambiar la historia desde hace muchos años.
G X Cantalapiedra. 18 – 10 – 2025.