SILENCIOS AMARGOS
Fueron decisiones difíciles, eran años de amarguras y recuerdos imposibles de olvidar. Las estaciones de ferrocarril como fue Medina del Campo, vio como se marchaban muchas personas caminos de otras tierras donde pudieran olvidar el pasado trágico de sus vidas, en el horizonte brotaba una nueva vida, quizá dura, pero con ilusiones de sentirse liberados de críticas y odios, algún cacique cuando se enteraba que esas personas la mayoría jóvenes se marchaban sin decir ni siquiera adiós, gritaron, “Ya volverán con la cabeza gacha y su soberbia entre las piernas, entonces les daremos su merecido, y conocerán el hambre de cerca”. Esas cacicadas se dejaron oír en las plazas de algún pueblo de Castilla, hubo personas que nunca volvieron, dejaron atrás sus malos recuerdos, sus infancias sin padre, y el odio de estar viendo cada día a los que les hubiera gustado a estas personas quitarles de en medio, cuando alguno volvía para llevarse a su familia, la gabardina y el reloj de pulsera eran sus detalles de vivir en la zona Norte de España, donde fueron acogidos con buenos modales, Hay recuerdos que se llevan presentes toda la vida, y hay personas que se han muerto, y se les sigue recordando, es algo superior, sin precisar el motivo de su marcha, creo que hicieron lo mejor que en aquellos años se podía llevar a cabo, ya que la vida solo la vivimos una vez, y es posible que a la mayoría de edad, necesites sentirte libre sin ataduras, comentando quien fueron los verdugos de esos pueblos castellanos donde la emigración fue forzosa. Y que estaciones de ferrocarril como Medina del Campo, vieron soltar lagrimas a muchos de esos seres humanos que maldecían su mala suerte, y que entre el humo de esas máquinas del tren de entonces, se perdieron para siempre, en aquellos vagones de tercera, con asientos de madera, que les llevarían a olvidar tanto desprecio y humillación, y que aun cuando alguien pidió informes de esos seres humanos, desde su lugar de nacimiento, le dieron malos y falseando la realidad, ya que los malos fueron esos seres que no respetaron las vidas humanas, de sus propios vecinos, mi admiración por todos aquellos emigrantes forzosos, que lograron cambiar de forma de vivir, abrazando la dignidad, G X Cantalapiedra.
Fueron decisiones difíciles, eran años de amarguras y recuerdos imposibles de olvidar. Las estaciones de ferrocarril como fue Medina del Campo, vio como se marchaban muchas personas caminos de otras tierras donde pudieran olvidar el pasado trágico de sus vidas, en el horizonte brotaba una nueva vida, quizá dura, pero con ilusiones de sentirse liberados de críticas y odios, algún cacique cuando se enteraba que esas personas la mayoría jóvenes se marchaban sin decir ni siquiera adiós, gritaron, “Ya volverán con la cabeza gacha y su soberbia entre las piernas, entonces les daremos su merecido, y conocerán el hambre de cerca”. Esas cacicadas se dejaron oír en las plazas de algún pueblo de Castilla, hubo personas que nunca volvieron, dejaron atrás sus malos recuerdos, sus infancias sin padre, y el odio de estar viendo cada día a los que les hubiera gustado a estas personas quitarles de en medio, cuando alguno volvía para llevarse a su familia, la gabardina y el reloj de pulsera eran sus detalles de vivir en la zona Norte de España, donde fueron acogidos con buenos modales, Hay recuerdos que se llevan presentes toda la vida, y hay personas que se han muerto, y se les sigue recordando, es algo superior, sin precisar el motivo de su marcha, creo que hicieron lo mejor que en aquellos años se podía llevar a cabo, ya que la vida solo la vivimos una vez, y es posible que a la mayoría de edad, necesites sentirte libre sin ataduras, comentando quien fueron los verdugos de esos pueblos castellanos donde la emigración fue forzosa. Y que estaciones de ferrocarril como Medina del Campo, vieron soltar lagrimas a muchos de esos seres humanos que maldecían su mala suerte, y que entre el humo de esas máquinas del tren de entonces, se perdieron para siempre, en aquellos vagones de tercera, con asientos de madera, que les llevarían a olvidar tanto desprecio y humillación, y que aun cuando alguien pidió informes de esos seres humanos, desde su lugar de nacimiento, le dieron malos y falseando la realidad, ya que los malos fueron esos seres que no respetaron las vidas humanas, de sus propios vecinos, mi admiración por todos aquellos emigrantes forzosos, que lograron cambiar de forma de vivir, abrazando la dignidad, G X Cantalapiedra.