EN LOS TOPES DEL TREN
Eran los años de 1925, Aquellos dos amigos sin futuro ni trabajo decidieron marcharse de su Villa castellana, no sabían dónde estaría su futuro, más alguien de su tierra estaba trabajando en las minas de hierro de Ortuella, Vizcaya, y según parecía estaba bastante contento, estos dos amigos con dieciséis años, y sin equipaje, se marcharon hasta la Estación de Ferrocarril de Medina del Campo, donde estuvieron esperando hasta que llegó un tren que parecía ir hasta Bilbao, estaban sin dinero, ligeros de equipaje, y como conocían de otras veces los trenes, se subieron a los topes del tren, ya que no tenían dinero para pagar aquel billete de ida, Era comprometido y peligroso, más el hambre hace milagros, y estos dos jóvenes llegaron hasta Bilbao sin demasiados problemas de equilibrio. Una vez allí recorrieron calles y mercados, donde pudieron comer algo que les dieron o que quizá los comerciantes despistados no les vieron, Por fin preguntando quisieron llegar hasta Ortuella, más al pasar por Baracaldo en una obra les dieron trabajo, y allí empezó su nueva vida, donde la suerte de uno de ellos fue al casarse con una joven vasca, con un pequeño negocio, este hombre con el paso de los años y sus negocios no todos legales, llegó a ser millonario, el compañero de viaje y amigo en su Villa, tuvo peor suerte, ya que cuando las fuerzas militares de Franco, entraron en Baracaldo, fue detenido y hecho preso, mientras que su amigo tuvo camino para emprender en aquellos años de racionamiento, su negocio, que le llevaría a ser un hombre respetado y admirado en su propia Villa. El amigo que le fue mal estuvo en la cárcel del Castillo de Cuellar, y no quiso nunca regresar a su tierra de nacimiento, mientras que el millonario compraba fincas y vivienda en su Villa. Este hombre tuvo suerte en la vida, Aunque una ulcera de estómago le tuvo mucho tiempo con problemas de salud, y seria la causa de su fallecimiento. Hoy día poca gente se acuerda de estas aventuras obligadas por la falta de trabajo y el hambre, Esta Villa tiene hoy día más de cien marcas de vino Verdejo, Y aunque hace años fue lugar de emigración forzosa a diferentes lugares del mundo, parece que sus pobladores no saben de aquellos tiempos nada, sobre todo cuando los giros y cartas eran esperados para liquidar trampas. La memoria de las personas mayores debieran de ser usadas dando explicaciones de aquella época no dorada. G X Cantalapiedra.
Eran los años de 1925, Aquellos dos amigos sin futuro ni trabajo decidieron marcharse de su Villa castellana, no sabían dónde estaría su futuro, más alguien de su tierra estaba trabajando en las minas de hierro de Ortuella, Vizcaya, y según parecía estaba bastante contento, estos dos amigos con dieciséis años, y sin equipaje, se marcharon hasta la Estación de Ferrocarril de Medina del Campo, donde estuvieron esperando hasta que llegó un tren que parecía ir hasta Bilbao, estaban sin dinero, ligeros de equipaje, y como conocían de otras veces los trenes, se subieron a los topes del tren, ya que no tenían dinero para pagar aquel billete de ida, Era comprometido y peligroso, más el hambre hace milagros, y estos dos jóvenes llegaron hasta Bilbao sin demasiados problemas de equilibrio. Una vez allí recorrieron calles y mercados, donde pudieron comer algo que les dieron o que quizá los comerciantes despistados no les vieron, Por fin preguntando quisieron llegar hasta Ortuella, más al pasar por Baracaldo en una obra les dieron trabajo, y allí empezó su nueva vida, donde la suerte de uno de ellos fue al casarse con una joven vasca, con un pequeño negocio, este hombre con el paso de los años y sus negocios no todos legales, llegó a ser millonario, el compañero de viaje y amigo en su Villa, tuvo peor suerte, ya que cuando las fuerzas militares de Franco, entraron en Baracaldo, fue detenido y hecho preso, mientras que su amigo tuvo camino para emprender en aquellos años de racionamiento, su negocio, que le llevaría a ser un hombre respetado y admirado en su propia Villa. El amigo que le fue mal estuvo en la cárcel del Castillo de Cuellar, y no quiso nunca regresar a su tierra de nacimiento, mientras que el millonario compraba fincas y vivienda en su Villa. Este hombre tuvo suerte en la vida, Aunque una ulcera de estómago le tuvo mucho tiempo con problemas de salud, y seria la causa de su fallecimiento. Hoy día poca gente se acuerda de estas aventuras obligadas por la falta de trabajo y el hambre, Esta Villa tiene hoy día más de cien marcas de vino Verdejo, Y aunque hace años fue lugar de emigración forzosa a diferentes lugares del mundo, parece que sus pobladores no saben de aquellos tiempos nada, sobre todo cuando los giros y cartas eran esperados para liquidar trampas. La memoria de las personas mayores debieran de ser usadas dando explicaciones de aquella época no dorada. G X Cantalapiedra.