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LA SECA: EN EL AÑO DE 1954. MÁS O MENOS. ...

EN EL AÑO DE 1954. MÁS O MENOS.
En aquellos años de emigración forzosa, por la tierra de La Castilla Sedienta, las prohibiciones estaban a la orden del día, no se podía trabajar ningún festivo excepto el verano y la vendimia, no se podía caminar más de tres personas juntas por la acera o incluso en el campo, No se podía cantar ni bien ni mal en ningún local como bares o cafeterías incluido el Circulo de Labradores, había bares que lo tenían puesto en sus letreros en la parte de arriba del mostrador, y decían más o menos así, Si quieres cantar o bailar, aquí no, vete fuera de la ciudad. Si cantas bien o mal aquí no, fuera de la ciudad. Otros tenían más imaginación, decían. Prohibido cantar y bailar, no nos quieras molestar. Si era andar con tu bicicleta pequeña, tenías que no pasar por la Plaza de España, para que no te viese el aguacil de turno, ya que te obligaban a pagar la chapa municipal, incluso por delante del cuartel de la guardia civil, si llevabas las mulas o burros con un carro, no podían pasar por esos lugares, ya que tenías que llevar el carro con frenos llamados de galga, que se usarían desde el propio carro de labranza, y ramalillos para conducir a esos animales que eran quien tiraban de dicho carro. Recuerdo ese año por ser el de mi manera de ayudar a la familia trabajando con nueve años, todos o casi todos los niños a esa edad éramos parte del trabajo en ciertas épocas del año, Con esa edad empecé segando algarrobas y cereales, Llevando herramientas y demás cosas de labranza a donde hiciera falta, sin poder protestar ni levantar la voz. Los niños cuando nos veíamos en los días festivos, todos estábamos artos de tanto trabajar cada cual, en su faena agrícola, pensábamos que seriamos futuros emigrantes donde hiciera falta. Un primo hermano mío, que falleció este año a primeros, con 91, años. Y entonces con18, años no sé si fue aquel año u otro parecido fueron el y 16, jóvenes más, multados en el Bar de Corea, Calle del Cristo, por la autoridad local diciendo que alteraban el orden público, y teniendo que pagar la multa al gobernador de Valladolid. Aquellos jóvenes creo que todos se fueron camino de Vascongadas, en su emigración forzosa, Eran tiempos de callar y sin comentarios, y si los hacías tenías problemas en tu propia casa. El miedo era siempre lo que te inculcaban. Son recuerdos de mi niñez e infancia. G X Cantalapiedra. 23 – 9 – 2025.