AQUEL PERRO LABRADOR “CAIFÁS”
Era un perro grande labrador, que intentaba buscar la libertad, su dueño poseedor de ganado, como mulas, vacas, ovejas y tierras de labor agrícola, le tenían al animal atado con cadenas en el corral patio de su casa, el perro estaba como arrestado siempre por su conducta dañina que quería buscar comida aparente, cierto día le cogió su dueño bebiendo en una cantara de leche de las vacas, y no le dejaba entrar en la vivienda, tan solo un cajón grande de madera con unos flecos de goma en su entrada, eran su vivienda y dormitorio, Más un día del otoño su dueño se marchó a coger leña del pinar, en la Carretera Blanca, era un domingo de madrugada, y entonces soltó al perro llamado Caifás, y lo encadenó a su carro, más el perro Caifás aguantando todos aquellos malos tratos, pensó durante el camino, Como me dejen encadenado me marcharé a donde me lleve el viento, y me sentiré libre por esta vida mía perruna, mientras tanto el dueño con su hacha mortífera cortaba la ramas de los pinos, y el perro al verse solo intento como deshacerse del encadenado, sacándose el collar de su cabeza, mientras estaba atado a una rueda del carro de yugo, Caifás sin meter ruido se fue alejando por la cuneta de esa Carretera Blanca, y pudo cruzar el Caserío de La Peña, no intento cazar nada, pero ya cerca de Tordesillas, un conejo cruzo dicha Carretera, y Caifás con sus patas fuertes y largas, enseguida le tuvo en su boca, dándose un banquete con dicho animal, el conejo quedó inmóvil, al ver esos grandes dientes y esos ojos que lanzaban fuego. El dueño de Caifás al echarle en falta, intento llamarle sin encontrar nada de su rastro, entonces pensó, le tenía muy mal cuidado, solo le daba el pan duro, con las sobras de alguna comida, seguro que se ha marchado para siempre, no merece la pena vivir como el siempre encadenado, y viendo a las gallinas cerca sin poderlas ni hacer una caricia, No pudo nunca comerse un huevo crudo, ni poder ladrar pidiendo su derechos de animal maltratado, Nadie sabe el final de Caifás, tan solo le vieron entre pinares bordeando Tordesillas, hay quien decía que algún vehículo coche o camión acabaría con su vida en libertad, y así quedó su historia en el olvido, y hoy le quiero recordar, hace muchos años, cuando esa Carretera era de piedra Blanca. La Libertad es difícil de conseguir, pero más vale un día libre que cien años en prisión.
G X Cantalapiedra.
Era un perro grande labrador, que intentaba buscar la libertad, su dueño poseedor de ganado, como mulas, vacas, ovejas y tierras de labor agrícola, le tenían al animal atado con cadenas en el corral patio de su casa, el perro estaba como arrestado siempre por su conducta dañina que quería buscar comida aparente, cierto día le cogió su dueño bebiendo en una cantara de leche de las vacas, y no le dejaba entrar en la vivienda, tan solo un cajón grande de madera con unos flecos de goma en su entrada, eran su vivienda y dormitorio, Más un día del otoño su dueño se marchó a coger leña del pinar, en la Carretera Blanca, era un domingo de madrugada, y entonces soltó al perro llamado Caifás, y lo encadenó a su carro, más el perro Caifás aguantando todos aquellos malos tratos, pensó durante el camino, Como me dejen encadenado me marcharé a donde me lleve el viento, y me sentiré libre por esta vida mía perruna, mientras tanto el dueño con su hacha mortífera cortaba la ramas de los pinos, y el perro al verse solo intento como deshacerse del encadenado, sacándose el collar de su cabeza, mientras estaba atado a una rueda del carro de yugo, Caifás sin meter ruido se fue alejando por la cuneta de esa Carretera Blanca, y pudo cruzar el Caserío de La Peña, no intento cazar nada, pero ya cerca de Tordesillas, un conejo cruzo dicha Carretera, y Caifás con sus patas fuertes y largas, enseguida le tuvo en su boca, dándose un banquete con dicho animal, el conejo quedó inmóvil, al ver esos grandes dientes y esos ojos que lanzaban fuego. El dueño de Caifás al echarle en falta, intento llamarle sin encontrar nada de su rastro, entonces pensó, le tenía muy mal cuidado, solo le daba el pan duro, con las sobras de alguna comida, seguro que se ha marchado para siempre, no merece la pena vivir como el siempre encadenado, y viendo a las gallinas cerca sin poderlas ni hacer una caricia, No pudo nunca comerse un huevo crudo, ni poder ladrar pidiendo su derechos de animal maltratado, Nadie sabe el final de Caifás, tan solo le vieron entre pinares bordeando Tordesillas, hay quien decía que algún vehículo coche o camión acabaría con su vida en libertad, y así quedó su historia en el olvido, y hoy le quiero recordar, hace muchos años, cuando esa Carretera era de piedra Blanca. La Libertad es difícil de conseguir, pero más vale un día libre que cien años en prisión.
G X Cantalapiedra.