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LA SECA: LA CASA EMBRUJADA...

LA CASA EMBRUJADA
Era el año de 1998, y aquel pueblo de Castilla que nunca pasaba nada importante, moría un matrimonio en muy pocos días de diferencia, en aquel otoño gris y lluvioso, las mañanas y las noches eran pesadas, había sido un matrimonio muy bien avenido, y dando ejemplo de dignidad él marido en su vida de obrero de la agricultura, solamente tenían a una hija, que se marchó en la inmigración forzosa, camino de otras tierras del Norte de España. Y que ni acudió a el entierro de sus padres, solamente algún hermano de los fallecidos fueron quien los acompañaron en su triste despedida, Las gentes de aquel pueblo castellano, lanzaron sus críticas contra aquella hija desagradecida, que solo les había sacado dinero para su casamiento y compra de una vivienda, Cuando había pasado como un mes y medio, la hija y el yerno acudieron a ver que les habían dejado en herencia. Las gentes del pueblo ni les daban el pésame, si no que trataban de apartarse de su lado, ellos se dieron cuenta que no eran bien recibidos, y entraron en la casa de sus padres en el pueblo, y sintieron un frío enorme, las luces ni funcionaban, todo eran sorpresas, hasta el pozo del patio no tenia ni polea ni cubo de sacar agua, se dieron cuenta enseguida que la casa les daba un mal recibimiento, intentaron preparar la cena, para descansar de su viaje en tren, la luz era un laberinto, se encendía y apagaba sin avisar ni dar nadie los interruptores, Una de las sillas al sentarse se rompía, con un crujido grande, los enseres parecían que querían volar de sus manos, y en la cama donde pensaban dormir olía muy mal, como si hubiera estiércol de ganado allí, era un montón de cosas que estaban dándoles disgustos, la televisión no funcionaba, y un aparato de radio solo metía ruido sin nada más. Toda parecía endiablado, y con el paso de aquellas horas de sorpresas, empezaron a oír ruidos de ecos de personas que les gritaban, o eso pensaron ellos, la hija intento recoger sus fotos de niña, y hasta la mesilla donde estaban esas fotos se agarroto, las fotos de sus padres no la interesaban, buscando en todos los cajones si existía algún dinero o cosa que fuera de provecho, a las dos de la madrugada llamaron a un TAXI, para que les llevara desde allí a la estación del tren, y dejar aquella pesadilla que ya nunca podrían olvidar. No pudieron dormir, ni esperar al día siguiente para visitar la tumba de sus padres, solamente les movía el interés del maldito dinero, y no echar una mano cuando el final de la vida les llegó a sus padres. En el camino a la estación el taxista les comentó, y eso que no sabia nada de aquellas vidas, al no ser de allí, “que había hijos que solo buscaban el dinero de esas personas que solo hicieron trabajar con mucha dignidad, y los hijos se lo pagaban con el mayor de los desprecios.” Que razón tenía ese conductor del TAXI. G X Cantalapiedra.