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LA SECA: LA QUINTA DE 1933 Y EL BURRO...

LA QUINTA DE 1933 Y EL BURRO
Aquella noche anterior de tallarse, aquella quinta nacida el año 1912, y que tenían que pasar por la talla en la mañana siguiente domingo, eran jóvenes con ganas de juerga al estilo de un Valle donde los burros eran parte de su economía, los quintos aquel año eran entre 50 y 60, solo varones, según escuche comentar, muchos años después, La fiesta de quintos era una celebración popular, las gentes de todo el Valle lo veían con simpatía, y la madrugada del domingo se hacían unas hogueras con manojos de sarmientos quizá robados de las manojeras de quien tenía muchos, al estar los quintos metidos en fiesta y con mucho alcohol dentro del cuerpo, se solían hacer bastante trastadas, y una de ellas fue el coger un burro propiedad de un quinto, y subirle hasta el local del primer piso de La Hermandad de Labradores y Ganaderos. Aquel grupo grande de jóvenes, impusieron su voluntad burrera, cogiendo al pobre animal y en brazos de algunos de ellos subir aquella escalera, para llevar al asno hasta la barra del local, donde le dieron de beber no sé lo que fue, pero el burro término medio borracho, el animal intento negarse, pero le cogieron sus patas con un cinturón para que no soltara coces, y se vio obligado a realizar lo que los quintos hicieron, Hubo gentes labradores que querían meter en cintura a los quintos, más como había quintos de todas clases sociales, las protestas quedaron archivadas. Y la fiesta de quintos siguió su recorrido, por calles y plazas lasecanas. Años después esta media hazaña era recordada por aquellos quintos que sobrevivieron a la maldita guerra incivil, y varias veces lo escuché entre personas de aquel Valle, en mi quinta al ir al servicio militar obligatorio, quemamos un carro de yugo de Sabino “EL CHURRERO”, quinto nuestro, en La Plaza de España. A las tres de la madrugada de un día últimos de enero, del año 1967. “VIVAN LOS QUINTOS”. G X Cantalapiedra.