LA SECA: UN BUEN DÍA LLEGÓ A SU PUEBLO...

UN BUEN DÍA LLEGÓ A SU PUEBLO
Eran años de penumbras, aquel hombre que había salido de su pueblo de niño, volvía a la tierra que le vio nacer, quería abrirse camino de torero, y próximamente se celebraban las fiestas de novillos, en los últimos días de agosto, en dicha fiesta precisaban a un torero con carnet de aficionado a la tauromaquia, y este hombre tenía esos papeles en regla, más el alcalde de entonces hace ahora setenta años, le dio la respuesta de que no quería nadie conocido en dichos festejos, aquel hombre moreno y con aspecto de torero valiente, enseñaba sus fotos y demás cosas que le acreditaban, más se marchó con las manos vacías, fue lamentable el trato recibido, y aquella misma mañana se marchaba a coger el tren en Pozaldez, para llegar a su domicilio de Valladolid ciudad, su camino era a pie, su salida del pueblo digamos que le pudo ayudar a ser novillero, se quedó anulada sin hacerle ni caso, en la cafetería de La Plaza de España, el hombre contaba aun amigo que le recibió en el pueblo su fallo garrafal, al pensar que en su propia tierra le darían un dinero pequeño a ganar, por dirigir la capea en aquellos años, Nunca más se supo de aquel hombre que nació quizá para ser torero, pero las pegas de entonces y no tener padrino o dinero, le hacían ser imposible ser figura destacada en los toros. Cuantas vocaciones quedaron entonces rotas, cuanta falta de recomendaciones para salir adelante, aún recuerdo aquel hombre, con su mirada profunda, sus pelos un poco rizados, no recuerdo su nombre, si el apodo de su familia, Eran tiempos donde la gente soñaba alcanzar alguna meta, y muy pocos los que lo conseguían, La Castilla Profunda tuvo muchas desilusiones, en personas que empezaban a poder ser figuras, y terminaron trabajando de camareros, en cualquier bar de la ciudad menos pensada. G X Cantalapiedra.