LOS SUEÑOS PUEDEN SER REALIDAD,
Eran tiempos difíciles, y dos seres humanos se vieron en la misma residencia, cada cual con su achaques, y teniendo los dos más de ochenta años. El un hombre aventurero, sin ataduras y ella una mujer de su casa y familia, Más al verse en dicha residencia con sus achaques, se reconocieron y pudieron hablar muchas horas de su estancia allí, la mujer viuda, más tenía unos ahorros grandes para sus hijos, y poder pagar aquella residencia sin demasiados problemas, el hombre apenas le alcazaba el dinero para seguir allí dentro, ya que su vida fue de vivir por encima de sus posibilidades. Aunque aquella mujer disfrutaba al lado de aquel hombre, que en su tiempo joven la pretendió, Tenía miedo de que el hombre se tuviera que marchar a otra residencia donde le dieran subvención, para poder vivir sin problemas. Parece ser que alguien le movió el papeleo de poder seguir allí, sin tener que andar mendingando otra plaza en una residencia del estado o de las hermanitas de la caridad, Fueron tiempos de animarse contándose su vida, donde a cada cual le tocó vivir, nadie de los dos presumía de nada, tan solo su juventud llena de ilusiones y promesas, Los compañeros de residencia de la pareja, poco a nada sabían de aquellas personas en su vida joven, tan solo ellos dos hablaban del tiempo pasado, de sus ideas ante la vida y ahora ante la muerte, que veían que poco a poco se iba llevando a muchos compañeros de residencia, El hombre pensaba, es mejor estar acompañado de la persona que yo más he deseado en mi vida, que estar en esta soledad donde la vida se te vuelve mucho más dura y complicada, La mujer pensaba que el estar al lado de aquel hombre que parecía ser testigo de su tiempo joven, merecía la pena. Ninguno de los dos pensó en casarse, ni en intentar salir de aquel lugar donde les daban todo echo, y tenían tiempo para seguir sus ilusiones de antaño, sin firmar ningún papel donde les tuviera sujetos a la leyes de esta España nuestra. La pareja continúo siendo fieles compañeros hasta que la muerte los lleve de allí. Que esperan que sea tarde. G X Cantalapiedra.
Eran tiempos difíciles, y dos seres humanos se vieron en la misma residencia, cada cual con su achaques, y teniendo los dos más de ochenta años. El un hombre aventurero, sin ataduras y ella una mujer de su casa y familia, Más al verse en dicha residencia con sus achaques, se reconocieron y pudieron hablar muchas horas de su estancia allí, la mujer viuda, más tenía unos ahorros grandes para sus hijos, y poder pagar aquella residencia sin demasiados problemas, el hombre apenas le alcazaba el dinero para seguir allí dentro, ya que su vida fue de vivir por encima de sus posibilidades. Aunque aquella mujer disfrutaba al lado de aquel hombre, que en su tiempo joven la pretendió, Tenía miedo de que el hombre se tuviera que marchar a otra residencia donde le dieran subvención, para poder vivir sin problemas. Parece ser que alguien le movió el papeleo de poder seguir allí, sin tener que andar mendingando otra plaza en una residencia del estado o de las hermanitas de la caridad, Fueron tiempos de animarse contándose su vida, donde a cada cual le tocó vivir, nadie de los dos presumía de nada, tan solo su juventud llena de ilusiones y promesas, Los compañeros de residencia de la pareja, poco a nada sabían de aquellas personas en su vida joven, tan solo ellos dos hablaban del tiempo pasado, de sus ideas ante la vida y ahora ante la muerte, que veían que poco a poco se iba llevando a muchos compañeros de residencia, El hombre pensaba, es mejor estar acompañado de la persona que yo más he deseado en mi vida, que estar en esta soledad donde la vida se te vuelve mucho más dura y complicada, La mujer pensaba que el estar al lado de aquel hombre que parecía ser testigo de su tiempo joven, merecía la pena. Ninguno de los dos pensó en casarse, ni en intentar salir de aquel lugar donde les daban todo echo, y tenían tiempo para seguir sus ilusiones de antaño, sin firmar ningún papel donde les tuviera sujetos a la leyes de esta España nuestra. La pareja continúo siendo fieles compañeros hasta que la muerte los lleve de allí. Que esperan que sea tarde. G X Cantalapiedra.