LLEGABA LA NIEBLA
Llegaba la niebla a la Profunda Castilla, eran fechas de finales de vendimia, quizá últimos días de octubre, los niños volvíamos a la escuela, después de esas fechas claves para ese valle donde siempre la vendimia era lo principal para sus agricultores, En esas jornadas donde los lagares olían a mosto medio fermentado, y los cestos y serás eran lavados, para poder usarles al año siguiente, Hubo días de estar la niebla presente toda la jornada, incluso al llegar la noche era mucho más cerrada. Todos los niños sabíamos que esas nieblas crecían de madrugada, y no lo dábamos demasiada importancia, Hubo veces que la niebla duraba varios días, se alejaba un poco a medio jornada, y al caer la tarde de nuevo nos visitaba. Era un poco como sentirnos rodeados de una barrera que anulaba la visión de la lejanía, La Ermita de San Roque no la podíamos ver siendo el Faro de aquella tierra, eran días sombríos y tristes, la melancolía se dejaba notar en muchas personas, y la nostalgia de las fechas pasadas quedaban aparcadas hasta la primavera, Cuando el sol de nuevo iluminaba los campos, y los trigales y viñedos florecían, hace ahora varias fechas que cruce desde tierra gallega, hasta llegar cerca de Ponferrada, de madrugada sobre las cuatro y media de la mañana, hasta llegar a la gasolinera de La Pausa, en dicha localidad leonesa, con niebla todo el camino, Se me vino a la memoria aquellas fechas de mi infancia, esta vez circulando por la Autovía de Galicia, entre vegetación y arboles fabulosos, pero la noche se quedaba aun más oscura con dicha niebla, y encima con el problema añadido de Piedrafita del Cebreiro, donde sigue la obra de dicho puente, según parece, y teniendo que coger la desviación antigua de la Carretera Nacional VI, Los recuerdos de la infancia se ve que no se borran, siguen ahí para decirnos de dónde venimos aunque no quieras escucharlos algunas veces. La vida pasa, los sueños siguen, todo se basa, algo persiguen, Por los caminos vas caminando, tus serios signos te van hablando. G X Cantalapiedra.
Llegaba la niebla a la Profunda Castilla, eran fechas de finales de vendimia, quizá últimos días de octubre, los niños volvíamos a la escuela, después de esas fechas claves para ese valle donde siempre la vendimia era lo principal para sus agricultores, En esas jornadas donde los lagares olían a mosto medio fermentado, y los cestos y serás eran lavados, para poder usarles al año siguiente, Hubo días de estar la niebla presente toda la jornada, incluso al llegar la noche era mucho más cerrada. Todos los niños sabíamos que esas nieblas crecían de madrugada, y no lo dábamos demasiada importancia, Hubo veces que la niebla duraba varios días, se alejaba un poco a medio jornada, y al caer la tarde de nuevo nos visitaba. Era un poco como sentirnos rodeados de una barrera que anulaba la visión de la lejanía, La Ermita de San Roque no la podíamos ver siendo el Faro de aquella tierra, eran días sombríos y tristes, la melancolía se dejaba notar en muchas personas, y la nostalgia de las fechas pasadas quedaban aparcadas hasta la primavera, Cuando el sol de nuevo iluminaba los campos, y los trigales y viñedos florecían, hace ahora varias fechas que cruce desde tierra gallega, hasta llegar cerca de Ponferrada, de madrugada sobre las cuatro y media de la mañana, hasta llegar a la gasolinera de La Pausa, en dicha localidad leonesa, con niebla todo el camino, Se me vino a la memoria aquellas fechas de mi infancia, esta vez circulando por la Autovía de Galicia, entre vegetación y arboles fabulosos, pero la noche se quedaba aun más oscura con dicha niebla, y encima con el problema añadido de Piedrafita del Cebreiro, donde sigue la obra de dicho puente, según parece, y teniendo que coger la desviación antigua de la Carretera Nacional VI, Los recuerdos de la infancia se ve que no se borran, siguen ahí para decirnos de dónde venimos aunque no quieras escucharlos algunas veces. La vida pasa, los sueños siguen, todo se basa, algo persiguen, Por los caminos vas caminando, tus serios signos te van hablando. G X Cantalapiedra.