NO ERA TAN BURRO AQUEL ASNO
Era el año de 1953, aquella familia lasecana tenían que salir a buscarse el sueldo de la siega de cereales, a las llamadas tierras de Medina del Campo, también llamadas Tierra Blanda, El marido un hombre trabajador y amante de su familia, se tiraba cerca de sesenta días segando, digamos noche y día, ya que el trabajo era a destajo, y estaban obligados a segar sin apenas descanso, más el burro no le podía llevar a la siega, solamente un burro, era por cuadrilla, y aquel burro no tan asno, se aburria en su cuadra y corral, y la mayoría de las noches, abría su trasera con la boca, y se marchaba a comer por las eras vecinas, y algunas huertas donde estaban las remolachas creciendo, la dueña y sus hijos no se enteraban, los hijos eran pequeños, y el burro notaba la falta de su dueño, un día de primeros de agosto, el burro salió un poco más tarde de su cuadra y corral, y al ver que amanecía, se alejó del pueblo, y empezó su excursión por tierras de viñedos, saliendo por La Guija, y El Tomillar, la Poza de los Lobos, Macana, y llegó hasta los pinares, donde al ver aquel campo sin demasiada comida, trato de volver por el Camino de La Peña y acortando distancia bajo por La Almendrera, antes de bajar dicha cuesta, el burro disfruto del paisaje de aquella Vega del Valle del Monte Iniesto, y La Perdiz, eran las siete y media de la mañana, y el burro sin ningún aparejo, salió corriendo como alma que lleva el diablo, para presentarse en su cuadra, y no enterarse su dueña, Aquella madrugada llenó como siempre su tripa, pero esta vez fue con el sol de testigo, su dueña dejaba algunas tardes que unos vecinos familiares suyos, le llevaran a trillar a su era. En las parvas de cereales, para acabar cuanto antes, no llegase la tormenta y les cogiera con la parva a medias. Aquel burro aprendió en el verano, como se puede vivir a las anchas sin que nadie le pusiera falta, y le llamaran asno. Era un burro conocedor de todo el término lasecano, incluso había pisado en los pueblos de alrededor, pero su memoria y su corazón eran por siempre La Seca donde creo que estuvo viviendo toda su vida. Casi veinte años. G X Cantalapiedra.
Era el año de 1953, aquella familia lasecana tenían que salir a buscarse el sueldo de la siega de cereales, a las llamadas tierras de Medina del Campo, también llamadas Tierra Blanda, El marido un hombre trabajador y amante de su familia, se tiraba cerca de sesenta días segando, digamos noche y día, ya que el trabajo era a destajo, y estaban obligados a segar sin apenas descanso, más el burro no le podía llevar a la siega, solamente un burro, era por cuadrilla, y aquel burro no tan asno, se aburria en su cuadra y corral, y la mayoría de las noches, abría su trasera con la boca, y se marchaba a comer por las eras vecinas, y algunas huertas donde estaban las remolachas creciendo, la dueña y sus hijos no se enteraban, los hijos eran pequeños, y el burro notaba la falta de su dueño, un día de primeros de agosto, el burro salió un poco más tarde de su cuadra y corral, y al ver que amanecía, se alejó del pueblo, y empezó su excursión por tierras de viñedos, saliendo por La Guija, y El Tomillar, la Poza de los Lobos, Macana, y llegó hasta los pinares, donde al ver aquel campo sin demasiada comida, trato de volver por el Camino de La Peña y acortando distancia bajo por La Almendrera, antes de bajar dicha cuesta, el burro disfruto del paisaje de aquella Vega del Valle del Monte Iniesto, y La Perdiz, eran las siete y media de la mañana, y el burro sin ningún aparejo, salió corriendo como alma que lleva el diablo, para presentarse en su cuadra, y no enterarse su dueña, Aquella madrugada llenó como siempre su tripa, pero esta vez fue con el sol de testigo, su dueña dejaba algunas tardes que unos vecinos familiares suyos, le llevaran a trillar a su era. En las parvas de cereales, para acabar cuanto antes, no llegase la tormenta y les cogiera con la parva a medias. Aquel burro aprendió en el verano, como se puede vivir a las anchas sin que nadie le pusiera falta, y le llamaran asno. Era un burro conocedor de todo el término lasecano, incluso había pisado en los pueblos de alrededor, pero su memoria y su corazón eran por siempre La Seca donde creo que estuvo viviendo toda su vida. Casi veinte años. G X Cantalapiedra.