HABLANDO DE DON PEDRO
Aquel hombre con traje negro, que según tengo entendido fue abogado del estado, antes de la guerra incivil española, Era un señor hasta paseando, y parece que fue desterrado a La Seca por la dictadura del general Franco, fue el hombre que sin proponérselo él, consiguió que aquel famoso Rincón, donde pasábamos muchos ratos la juventud lasecana, comiendo pipas de girasol, lo llamásemos toda la gente de aquel valle, “EL RINCÓN DE DON PEDRO”. Este señor, le recuerdo desde muy niño, ya que yo vivía cerca, en La Calle del Pozo Bueno. Y para bajar al centro de la villa, era obligado pasar por su puerta, hoy Mesón del Límite. Un día del mes de junio, viniendo con mi padre del melonar, con tan solo seis años, coincidimos con él que venía de darse su paseo por el Vivero y la Huerta de la Alegre. Mi padre y yo veníamos desde El Calvario Viejo, y su amistad con mi padre era muy buena, recuerdo que me pregunto, “Que quieres ser de mayor”. Yo le conteste, EMIGRANTE, me sonaba muy bien esa palabra ya que en aquel valle era todos los días noticia de alguien que se marchaba, casi siempre para Vascongadas. Don Pedro me contesto. “Ten suerte, hijo, que en la vida es lo más importante, aunque no te olvides nunca de estudiar lo que puedas, algo te ayudara”. El día de su muerte siendo un chaval de unos siete u ocho años, aproximadamente, teníamos ganas los cinco o seis amigos de aquel barrio obrero de La Seca, a despedirle, era como si nos llamará la conciencia de aquel hombre que era querido y respetado en todo el valle, incluso por pastores y agricultores, sus palabras eran como sentencias, muchas personas de entonces le recordaban por sus frases claras y profundas. Don Pedro hace setenta años que falleció, pero su nombre continuo por muchos años más, entre las personas de esa villa, que fue para todos ellos un maestro andando por sus aledaños diariamente. Fue persona que transmitió cultura, y eso La Seca lo agradecía. Un recuerdo de admiración después de tantos años. D. E. P. G X Cantalapiedra. 9 – 6 - 2023.
Aquel hombre con traje negro, que según tengo entendido fue abogado del estado, antes de la guerra incivil española, Era un señor hasta paseando, y parece que fue desterrado a La Seca por la dictadura del general Franco, fue el hombre que sin proponérselo él, consiguió que aquel famoso Rincón, donde pasábamos muchos ratos la juventud lasecana, comiendo pipas de girasol, lo llamásemos toda la gente de aquel valle, “EL RINCÓN DE DON PEDRO”. Este señor, le recuerdo desde muy niño, ya que yo vivía cerca, en La Calle del Pozo Bueno. Y para bajar al centro de la villa, era obligado pasar por su puerta, hoy Mesón del Límite. Un día del mes de junio, viniendo con mi padre del melonar, con tan solo seis años, coincidimos con él que venía de darse su paseo por el Vivero y la Huerta de la Alegre. Mi padre y yo veníamos desde El Calvario Viejo, y su amistad con mi padre era muy buena, recuerdo que me pregunto, “Que quieres ser de mayor”. Yo le conteste, EMIGRANTE, me sonaba muy bien esa palabra ya que en aquel valle era todos los días noticia de alguien que se marchaba, casi siempre para Vascongadas. Don Pedro me contesto. “Ten suerte, hijo, que en la vida es lo más importante, aunque no te olvides nunca de estudiar lo que puedas, algo te ayudara”. El día de su muerte siendo un chaval de unos siete u ocho años, aproximadamente, teníamos ganas los cinco o seis amigos de aquel barrio obrero de La Seca, a despedirle, era como si nos llamará la conciencia de aquel hombre que era querido y respetado en todo el valle, incluso por pastores y agricultores, sus palabras eran como sentencias, muchas personas de entonces le recordaban por sus frases claras y profundas. Don Pedro hace setenta años que falleció, pero su nombre continuo por muchos años más, entre las personas de esa villa, que fue para todos ellos un maestro andando por sus aledaños diariamente. Fue persona que transmitió cultura, y eso La Seca lo agradecía. Un recuerdo de admiración después de tantos años. D. E. P. G X Cantalapiedra. 9 – 6 - 2023.