LOS SARMIENTOS DE LAS VIÑAS
Cuantos recuerdos afloran
sobre tierras lasecanas,
manojos que bien decoran
manojeras en solanas.
Sarmientos que calentaban
las cocinas castellanas,
chuletas que se abrasaban
en meriendas campechanas.
Cuantas gentes sarmentando
se quedaban medio heladas,
las viñas fueron dejando
manos que se restregaban.
Deja bien esos manojos
que las cepas son podadas,
niño mira por tus ojos
en las mañanas heladas.
La helada que gran tormento
para quien ata manojos,
el frío y el duro viento
a veces dejaba enojos.
Llena el carro de sarmientos
de lo que fue nuestra poda,
no comentes sufrimientos
ni digas que echamos soga.
Vamos cogiendo sarmientos
en las viñas del verdejo,
no perdamos los alientos
ni comentemos reflejo.
Cuantas lumbres encendidas,
con sus hogares calientes,
cuentas comidas servidas
que les gustaba a las gentes.
Hoy son otras las lecciones,
entre perdidos ambientes,
aunque tienen sus razones
podadores penitentes.
G X Cantalapiedra.
Cuantos recuerdos afloran
sobre tierras lasecanas,
manojos que bien decoran
manojeras en solanas.
Sarmientos que calentaban
las cocinas castellanas,
chuletas que se abrasaban
en meriendas campechanas.
Cuantas gentes sarmentando
se quedaban medio heladas,
las viñas fueron dejando
manos que se restregaban.
Deja bien esos manojos
que las cepas son podadas,
niño mira por tus ojos
en las mañanas heladas.
La helada que gran tormento
para quien ata manojos,
el frío y el duro viento
a veces dejaba enojos.
Llena el carro de sarmientos
de lo que fue nuestra poda,
no comentes sufrimientos
ni digas que echamos soga.
Vamos cogiendo sarmientos
en las viñas del verdejo,
no perdamos los alientos
ni comentemos reflejo.
Cuantas lumbres encendidas,
con sus hogares calientes,
cuentas comidas servidas
que les gustaba a las gentes.
Hoy son otras las lecciones,
entre perdidos ambientes,
aunque tienen sus razones
podadores penitentes.
G X Cantalapiedra.