ESTUVO CERCA DE MORIR
En aquel mes de mayo a finales de dicho mes, del año 1946, el hambre se dejaba notar en casi toda España, eran años de racionamiento, donde las necesidades de subsistir eran difíciles, y muchos jóvenes y también mayores, salían al campo a buscar lo que le hiciera bien al cuerpo. Aquel joven zagalillo, con tan solo 14, años, se introdujo en una finca sembrada de legumbres, llamadas muelas en Castilla, y en otros lugares se las llamaba almortas, y en aquellos días fatídicos, el joven se debió de comer hasta matar el hambre que tenía de atrás, y se ve que al intentar caminar, su cuerpo dejaba de responderle, el pastor de aquel rebaño estaba pendiente de sus ovejas y no se daba cuenta de aquel zagalillo, que en la linde del camino paraba a un hombre de su pueblo, que llevaba un carro con dos burros, para que le acercara al pueblo, aquel hombre, le subió al carro ya que no tenía fuerza el chaval para nada, se ve que fue una congestión de almortas verdes. Aquellos burros parecían entender el problema del chaval, y al trote llegaron a la casa de sus padres que, sin bajarle del carro, le llevaban a la casa del medico del pueblo, que enseguida le trato de ese problema.
Pasados ciertos años, esta historia me fue contada, en La Plaza de Los Fueros de Baracaldo, por dicho joven cuando ya tenía más de cuarenta años aquel zagalillo, diciéndome. “Fue un familiar tuyo quien me salvo de morir en el camino Ventosa”. Yo apenas conocía a ese señor, pero su historia se me quedó grabada para siempre. No sé si este hombre vive hoy día, pero su historia llena de humanidad y hambre, la lleve siempre conmigo. Y son de los recuerdos que de vez en cuando afloran en tertulias familiares.
G X Cantalapiedra.
En aquel mes de mayo a finales de dicho mes, del año 1946, el hambre se dejaba notar en casi toda España, eran años de racionamiento, donde las necesidades de subsistir eran difíciles, y muchos jóvenes y también mayores, salían al campo a buscar lo que le hiciera bien al cuerpo. Aquel joven zagalillo, con tan solo 14, años, se introdujo en una finca sembrada de legumbres, llamadas muelas en Castilla, y en otros lugares se las llamaba almortas, y en aquellos días fatídicos, el joven se debió de comer hasta matar el hambre que tenía de atrás, y se ve que al intentar caminar, su cuerpo dejaba de responderle, el pastor de aquel rebaño estaba pendiente de sus ovejas y no se daba cuenta de aquel zagalillo, que en la linde del camino paraba a un hombre de su pueblo, que llevaba un carro con dos burros, para que le acercara al pueblo, aquel hombre, le subió al carro ya que no tenía fuerza el chaval para nada, se ve que fue una congestión de almortas verdes. Aquellos burros parecían entender el problema del chaval, y al trote llegaron a la casa de sus padres que, sin bajarle del carro, le llevaban a la casa del medico del pueblo, que enseguida le trato de ese problema.
Pasados ciertos años, esta historia me fue contada, en La Plaza de Los Fueros de Baracaldo, por dicho joven cuando ya tenía más de cuarenta años aquel zagalillo, diciéndome. “Fue un familiar tuyo quien me salvo de morir en el camino Ventosa”. Yo apenas conocía a ese señor, pero su historia se me quedó grabada para siempre. No sé si este hombre vive hoy día, pero su historia llena de humanidad y hambre, la lleve siempre conmigo. Y son de los recuerdos que de vez en cuando afloran en tertulias familiares.
G X Cantalapiedra.