EL OTOÑO ME RECUERDA AÑOS DE RACIONAMIENTO
Han pasado setenta y cuatro años, pero tengo presente aquellos años de mi niñez, cuando el comer era una suerte, y visitar la panadería parecía ser algo grande, En aquellos días de después de la vendimia, era muy normal en el otoño, ir con la cartilla del racionamiento del pan, que eran sus hojas llenas de cuadritos con los vales de dicho alimento. Los niños caminábamos al lado de nuestras hermanas mayores o con la madre, pero pendientes de no perdernos, y saber coger el camino de retorno a nuestro hogar, con aquellos panes candeal de canteros, que parecían estar recién sacados del horno. Y que fueron la delicia de los paladares, Ahora nos damos cuenta de aquellas necesidades, con el aceite y el pan racionados, incluso la leche condensada, y el tabaco. Fueron años duros, fue la terrible guerra incivil que sufrimos en nuestra querida España. Que parece que fue un campo de experimentos, para armas de destrucción y campos de concentración, que Alemania extendió en sus territorios dominados. Y que la guerra mundial, dicen los historiadores de aquella época, que España fue el prólogo para que Alemania iniciara su camino de invasión sobre Europa, Aquellos años tristes y serios, donde el comer todos días era casi un milagro, incluso en pueblos agrícolas donde se producían cereales, que a veces terminaban en el llamado estraperlo. Esperemos que la guerra de Ucrania se termine, y no tengamos que sufrir otros tiempos de racionamiento. En ningún lugar del mundo. Y que la paz sea el camino más justo y duradero. G X Cantalapiedra.
Han pasado setenta y cuatro años, pero tengo presente aquellos años de mi niñez, cuando el comer era una suerte, y visitar la panadería parecía ser algo grande, En aquellos días de después de la vendimia, era muy normal en el otoño, ir con la cartilla del racionamiento del pan, que eran sus hojas llenas de cuadritos con los vales de dicho alimento. Los niños caminábamos al lado de nuestras hermanas mayores o con la madre, pero pendientes de no perdernos, y saber coger el camino de retorno a nuestro hogar, con aquellos panes candeal de canteros, que parecían estar recién sacados del horno. Y que fueron la delicia de los paladares, Ahora nos damos cuenta de aquellas necesidades, con el aceite y el pan racionados, incluso la leche condensada, y el tabaco. Fueron años duros, fue la terrible guerra incivil que sufrimos en nuestra querida España. Que parece que fue un campo de experimentos, para armas de destrucción y campos de concentración, que Alemania extendió en sus territorios dominados. Y que la guerra mundial, dicen los historiadores de aquella época, que España fue el prólogo para que Alemania iniciara su camino de invasión sobre Europa, Aquellos años tristes y serios, donde el comer todos días era casi un milagro, incluso en pueblos agrícolas donde se producían cereales, que a veces terminaban en el llamado estraperlo. Esperemos que la guerra de Ucrania se termine, y no tengamos que sufrir otros tiempos de racionamiento. En ningún lugar del mundo. Y que la paz sea el camino más justo y duradero. G X Cantalapiedra.