3 meses GRATIS

LA SECA: LA ACÉMILA LE ACARICIO AL JOVEN....

LA ACÉMILA LE ACARICIO AL JOVEN.
Era tiempos muy lejanos, y aquella mula muy rubia sintió la necesidad, de ver a su viejo amigo, buscando la claridad. Era un 24, de enero, y en la cuadra se encontraban, una mula que era rubia y otra morena de raza. La acémila más morena aquel mozo no la agrada, mientras tanto aquella rubia su cabeza resbalaba, los dos que fueron amigos, al verse si se alegraban, las orejas de las mulas, muy contentas agitaban, para decirse las cosas del inmigrante de España. La mula que presentía su tan preciada escapada, al oído le decía el frío que soportaba, el joven la hizo caricias que a la mula le agradaban, diciéndole que otro día la echaría más alfalfa. Los dos juntaron ideas, en aquel momento largo, el joven marchando lento sin buscar ningún amparo. La Mula rubia sintiendo el yugo con el arado, la cuadra fue sentimiento de otro tiempo trabajado. Una lagrima de olvido cayo la mula en el carro, que sentimiento perdido andando por aquel barro. El joven dejó su pueblo, alguien se quedó llorando, al recordarlo yo tiemblo al ver terreno olvidado. La mula quedó marchita al ver el mozo inmigrado, que se marchó de su tierra con un amor recordado. Todo el camino es recuerdo, algunos siguen marcados, puede ser un joven cuerdo quien de mayor se ha acordado. Acémilas labradoras, cada cual, en su sembrado, se van pasando las horas de cierto tiempo pasado. Cuando miramos los surcos que se fueron alejando, pensamos en ciertos trucos que ayer se hicieron labrando. Las acémilas si lloran y pueden sufrir callando, dicen que a veces imploran cuando las van maltratando. G X Cantalapiedra.