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LA SECA: LE ASUSTARON LAS GIGANTAS...

LE ASUSTARON LAS GIGANTAS
Corrían tiempos de marimantas y fantasmas, era el año de 1920, y aquel hombre venido del pueblo de al lado, tenía su novia en La Seca, y como ciertos jóvenes no querían que se casara con dicha mujer, intentaron varias veces meterle miedo, aunque parece ser que no se asustaba de las amenazas de los quintos de aquel año, que le pidieron la moza, o digamos la costumbre, que era una forma de ser novio formal y respetado por todos los jóvenes del pueblo, y con la invitación a los mozos, pasaba a ser uno más de dicha localidad. Más aquella noche del mes de septiembre, unos mozos quisieron gastarle una pesada broma, el hombre venido del pueblo de al lado, salía de La Seca, sin ningún propósito de tener miedo, más al llegar a donde se juntan la carreteras de Rueda y Tordesillas, dos marimantas estiraban sus manos, gritando y chillando, mientras sus amigos metidos en las cunetas, chillaban y silbaban, aquel hombre intento meterse hacia las tierras, para esquivar a dichas marimantas. Más no se dio cuenta, que allí estaba un melonar con sus gigantas en las orillas, que parecían demonios en la noche de septiembre, El hombre aquel corriendo por las tierras, algunas todavía de rastrojos, y otras labradas con surcos de arado romano, pero anduvo por lo menos un kilómetro campo a través, para evitar el posible linchamiento, y el miedo a los girasoles, llamados allí gigantas, el hombre cuando de nuevo salió a la carretera, se dio cuenta que los zapatos de cordones, se le habrían roto, y así y todo, continuo camino, atando su pañuelo por encima del pie, para poder caminar hasta su destino. Al año siguiente, este hombre se casó con su novia, pero nunca contó el miedo de aquel domingo por la noche, sin embargo los marimantas y sus amigos, se burlaban de él, en la distancia, sin explicar demasiado esa broma de mal gusto, tan solo por no poder cobrar esa costumbre, que casi todos los hombres que allí terminaban casándose, tenían la buena voluntad de pagar dicha moza, sin más problemas. Eran tiempos de tradiciones, enmarcadas en el vivir de la juventud de aquellos años, que duraron mucho tiempo más, y que dieron algunos problemas, sin que las personas mayores de entonces, dijeran que no era buen camino aquel de pedir la moza.
G X Cantalapiedra.