SOLO QUEDABA AQUEL HOMBRE
Éramos niños de unos diez años, salíamos de la escuela con prisa, más aquel hombre alto seco y un poco encorvado, siempre vestido de un pantalón y chaqueta azul, nos hacía recapacitar a toca la clase. Era el último soldado vivo de la Guerra de Cuba. Todos los niños le mirábamos como si fuera un héroe, y nuestras miradas las mayorías de admiración, se fijaban en sus andares, de hombre mayor, Aquel hombre que vivía de una vieja fragua, donde arreglaba cacharros y algunas cosas de hierro, hasta el día de su fallecimiento, era como un símbolo para nuestra Villa de La Seca. Nunca puede hablar con él, ya que fui alguna vez a su fragua, y era mi padre quien tenía con él confianza. “El Señor Parrico”, era su sobrenombre, apodo o algo parecido, pero respetado y querido por todo el contorno de aquella Villa. Que en aquellos años la inmigración o emigración era muy grande. Fueron años de recuerdos que aun llevamos las personas de mi edad, se nos fue la juventud sin apenas darnos cuenta, aunque las ganas de triunfar y seguir adelante eran enormes. Alguna vez comentamos los niños del colegio, no queda nadie de la Guerra de Cuba vivo en la Villa. La respuesta era de no, no queda nadie, y con eso nos conformamos, siendo aquel hombre admirado y respetado. En mi mente conservo su imagen, al andar por La Calle Del Cristo, despacio pero seguro de su camino, Mi padre me dijo un día, de la maldita guerra incivil de España, llegará un día que tampoco quede nadie, o solamente alguna persona que sufrió sus daños. Es posible que aun quede alguien, aunque a veces lo dudo, ya que pasaron 83, años de dicho final. Y tendría que tener unos cien años para poder contar su historia, si es que la cabeza o dígase memoria no le fallase. Aquel hombre de la Guerra de Cuba, siempre le tuve en mi memoria, Quizá algún nieto hoy día, pueda parecerse a él, aunque no sería lo mismo, Aquel hombre fue un símbolo para los niños de aquellos años, que hoy quizá algunos le tengan en cuenta. Aunque tienen que ser mayores, para poder retener su imagen. D. E. P. G X Cantalapiedra.
Éramos niños de unos diez años, salíamos de la escuela con prisa, más aquel hombre alto seco y un poco encorvado, siempre vestido de un pantalón y chaqueta azul, nos hacía recapacitar a toca la clase. Era el último soldado vivo de la Guerra de Cuba. Todos los niños le mirábamos como si fuera un héroe, y nuestras miradas las mayorías de admiración, se fijaban en sus andares, de hombre mayor, Aquel hombre que vivía de una vieja fragua, donde arreglaba cacharros y algunas cosas de hierro, hasta el día de su fallecimiento, era como un símbolo para nuestra Villa de La Seca. Nunca puede hablar con él, ya que fui alguna vez a su fragua, y era mi padre quien tenía con él confianza. “El Señor Parrico”, era su sobrenombre, apodo o algo parecido, pero respetado y querido por todo el contorno de aquella Villa. Que en aquellos años la inmigración o emigración era muy grande. Fueron años de recuerdos que aun llevamos las personas de mi edad, se nos fue la juventud sin apenas darnos cuenta, aunque las ganas de triunfar y seguir adelante eran enormes. Alguna vez comentamos los niños del colegio, no queda nadie de la Guerra de Cuba vivo en la Villa. La respuesta era de no, no queda nadie, y con eso nos conformamos, siendo aquel hombre admirado y respetado. En mi mente conservo su imagen, al andar por La Calle Del Cristo, despacio pero seguro de su camino, Mi padre me dijo un día, de la maldita guerra incivil de España, llegará un día que tampoco quede nadie, o solamente alguna persona que sufrió sus daños. Es posible que aun quede alguien, aunque a veces lo dudo, ya que pasaron 83, años de dicho final. Y tendría que tener unos cien años para poder contar su historia, si es que la cabeza o dígase memoria no le fallase. Aquel hombre de la Guerra de Cuba, siempre le tuve en mi memoria, Quizá algún nieto hoy día, pueda parecerse a él, aunque no sería lo mismo, Aquel hombre fue un símbolo para los niños de aquellos años, que hoy quizá algunos le tengan en cuenta. Aunque tienen que ser mayores, para poder retener su imagen. D. E. P. G X Cantalapiedra.