A PERRO FLACO TODO PULGAS
Estos tiempos tenebrosos que suelen dan amarguras, dicen que llegan dichosos para dejarnos diabluras. La pandemia nos castiga anulando libertades, y la nieve nos fatiga entre grandes soledades. Estos días del invierno con los fríos congelando, parecen ser el infierno que nos llega castigando. Siempre escuche a mis mayores. A perro flaco todo pulgas, y lo notan los dolores que sufres cosas absurdas. Vamos mirando al futuro entre visillos de acero, en este camino duro se conoce al pordiosero. Reviven las maldiciones en las horas más ingratas, al no ver las soluciones ni comprender las erratas. Los humanos vamos viendo a la gran Naturaleza, que nos quiere ver sufriendo dejando su fortaleza. Pueden venir otros males con sus penosos calvarios, que muchos les ven normales cuando no ganan salarios. La Madre Naturaleza tiene poderes inmensos, y nos muestra su destreza dejándonos todos tensos. El aire que respiramos, las heladas con sus fríos, el agua que lo bebemos cuando corre por los ríos. Todo lo va controlando, hasta los tristes suspiros, el aire le va sanando para marcar ciertos giros. Los virus los va dejando por destinos afligidos, el humano va aportando el dejarlos repartidos. No sé lo que va buscando en estos tiempos heridos, las guerras van destrozando a los pueblos deprimidos. Los perros siguen ladrando, pudiera ser su destino, el mundo vive clamando por notar algo divino. Perros muchos callejeros, sin patrón y con olvido, son los perros agoreros que tienen rumbo perdido. Vamos viviendo la vida entre brisas temerosas, viendo la senda perdida y hasta el olor de las rosas. La pandemia nos margina dejándonos confinados, hablan de nuestra retina que ve signos destrozados. Es la pandemia asesina que quiere dejar sus huellas, y sigue hilando muy fina para anular cosas bellas. G X Cantalapiedra. 17 – 1 – 2021.
Estos tiempos tenebrosos que suelen dan amarguras, dicen que llegan dichosos para dejarnos diabluras. La pandemia nos castiga anulando libertades, y la nieve nos fatiga entre grandes soledades. Estos días del invierno con los fríos congelando, parecen ser el infierno que nos llega castigando. Siempre escuche a mis mayores. A perro flaco todo pulgas, y lo notan los dolores que sufres cosas absurdas. Vamos mirando al futuro entre visillos de acero, en este camino duro se conoce al pordiosero. Reviven las maldiciones en las horas más ingratas, al no ver las soluciones ni comprender las erratas. Los humanos vamos viendo a la gran Naturaleza, que nos quiere ver sufriendo dejando su fortaleza. Pueden venir otros males con sus penosos calvarios, que muchos les ven normales cuando no ganan salarios. La Madre Naturaleza tiene poderes inmensos, y nos muestra su destreza dejándonos todos tensos. El aire que respiramos, las heladas con sus fríos, el agua que lo bebemos cuando corre por los ríos. Todo lo va controlando, hasta los tristes suspiros, el aire le va sanando para marcar ciertos giros. Los virus los va dejando por destinos afligidos, el humano va aportando el dejarlos repartidos. No sé lo que va buscando en estos tiempos heridos, las guerras van destrozando a los pueblos deprimidos. Los perros siguen ladrando, pudiera ser su destino, el mundo vive clamando por notar algo divino. Perros muchos callejeros, sin patrón y con olvido, son los perros agoreros que tienen rumbo perdido. Vamos viviendo la vida entre brisas temerosas, viendo la senda perdida y hasta el olor de las rosas. La pandemia nos margina dejándonos confinados, hablan de nuestra retina que ve signos destrozados. Es la pandemia asesina que quiere dejar sus huellas, y sigue hilando muy fina para anular cosas bellas. G X Cantalapiedra. 17 – 1 – 2021.