LA SECA: AQUELLA NOCHE DEL MES DE OCTUBRE, TERMINADA LA VENDIMIA,...

AQUELLA NOCHE DEL MES DE OCTUBRE, TERMINADA LA VENDIMIA,
Eran los últimos días del mes de octubre de 1964, aquella villa de la Profunda Castilla, se preparaba para enfrentarse al duro invierno, y un joven con diecinueve años, decidió el salir aquella noche, hacia el río Duero, para conocer de cerca su sonido otoñal y sus brisas de humedad con frío, todo parecía normal, el miedo a la noche nunca le había asustado, ya que su padre desde niño le había acostumbrado a trabajar y caminar con la luna, el joven entre los álamos del Duero, caminaba erguido y sin miedo, hasta que al pisar sobre el suelo, noto algo poco normal, enseguida se dio cuenta que era una culebra la que acababa de pisar, continuo por las orillas del río, sin temor de nada, y una vez pasados unos cuantos metros de aquel pequeño incidente, se sentó sobre los juncos de aquella orilla, las ranas parecían hablarle, y el agua producía un sonido constante, que le hacía pensar. Sin tardar demasiado, un gran ruido de agua le puso en aviso, era como si de dentro del río saliera un vehículo que se proponía volar, sin luces ni otros brillos que la luna le pudieran indicar de lo que se trataba, de pronto escucho como un silbido grande y el objeto salió volando con gran rapidez, sus ojos se quedaron tiritando, el agua del Duero, parecía hacer remolinos, y un lejano sonar de ladridos de perros, se escuchaba sobre aquella Ribera del Duero, su conciencia le daba por pensar, no puedo contar lo que yo creo que he visto, nadie me creerá, me llamaran lunático, y además me dirán el por qué me encontraba a esas horas en el río. donde casi ni los pescadores más atrevidos lo hacen, solo recordaba cómo después de salir de dentro del río aquel objeto, notó un olor raro, que no era de gasolina o de otros productos por el conocidos, aquello era un verdadero misterio, a nadie le podría contar esa experiencia, le llamarían loco, y el joven no tenía nada de eso. A la noche siguiente el joven volvió de nuevo al lugar, donde la noche anterior pudo ver aquel misterio, eso sí, sin explicar ni a su propia madre la experiencia de la noche anterior. Cuando llevaba sentado, sobre los juncos del mismo lugar, como una hora, ya que serían sobre las once de la noche, sintió a sus espaldas, unos cencerros de cabestros, que rodeaban el río Duero, por los pastos de aquella dehesa, el joven sintió verdadero pánico, un toro negro se le quedo mirando en la oscuridad, y él lo único que pudo hacer, es dirigirse a un álamo que estaba como a unos cuatro metros de distancia, y esperar a que aquel toro bravo se marchara, o si le quería embestir, tratar de subir al árbol si le daba tiempo, pasaron como unos diez minutos, el toro fijándose en el joven, y el joven sin querer apenas moverse, para que el toro se marchara de allí, fueron minutos terribles, su cuerpo no sentía ni la brisa del río, que en esas horas refresca bastante, y si estas quieto te deja helado, de nuevo los cencerros de los cabestros, se dejaron oír, y el toro se dio la media vuelta, dejando al joven tiritando de miedo, al ver que pudo a ver sido atacado por aquel toro bravo de los grandes, el joven pensó esto no es posible, dos días llevándome sustos, y sin poderlo explicar, me llamarían fanático, buscador de peligros misteriosos. Se marchó a su casa, teniendo que ocultar sus viajes a la orilla del río Duero. Tiempo más tarde cerca de aquel lugar, se escuchó la historia de unos niños que fueron medio electrocutados, por un artefacto volador, y el de un tractorista que en pleno campo, le dirigieron unos rayos de luz, que le dejaron medio muerto, a consecuencias de aquello, tuvieron que intervenirles en distintas operaciones, sin saber los males que padecían, llegando a morir a consecuencia de esos fogonazos de luz, que jamás entendieron nunca, los niños y el tractorista, que fueron víctimas directas, de algo misterioso, que nadie llegó a entender, pero que en la Ribera del Duero, se comentó en diferentes lugares. Incluso en el programa de Cuarto Milenio, de televisión. G X Cantalapiedra.