Eran una
familia maravillosa de
Valladolid, matrimonio, y una chica, dos chicos. Vinieron a
Madrid, los cinco, desde allí, para asistir a la
boda de un familiar que se celebró en una
parroquia cercana a Vallecas y en un
restaurante, al lado de la
estación de Atocha, se reunieron las
familias, para
comer y convivir en
amistad y armonía. Era la
primavera-
verano del año 1971. No he vuelto a saber de aquella familia, que vino un día de Valladolid y que se quedó aquí en Madrid, en mi interior, para siempre.
... (ver texto completo)