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POR ESAS TIERRAS DE SORIA

Entre pinares erguidos
voy por caminos sorianos,
no busco sueños perdidos
ni quiero vientos profanos.

Por esas tierras de Soria
bajo el cielo castellano,
recupero mi memoria ... (ver texto completo)
Equivocarme mil veces y cambiar de camino otras mil, me ha enseñado a escribir mejor los silencios y a meditar más las palabras.
¡Escucha! Es el murmullo de las espigas, que desesperadas agonizan bajo un cielo que les negó la lluvia. Ya casi nada se siente, excepto la derrota.
Si pudiera parar el tiempo simplemente para admirar la belleza, sé que crearía un momento tan intenso, capaz de ordenar mi vida.
SIGLOS DE PIEDRAS MARCADAS

Las piedras marcan los siglos
en estas tierras sorianas,
a veces con sus sigilos
aunque no resultan vanas.

Puentes llenos de leyendas
con signos de cristianismo,
piedras que marcan las sendas ... (ver texto completo)
La vida nos observa; no la decepcionemos con nuestra actuación.
Si alguna vez te perdiste entre las líneas de un poema y te gustó, inténtalo por los caminos de Soria; se trata de la misma poesía.
MARATON DEL BURGO DE OSMA

Otra vez los musulmanes
triunfaron en esta meta,
vimos los fuertes desmanes
y hoy nuestra historia nos reta.

Atalayas musulmanas
Castillo de Fortaleza,
donde las tropas cristianas ... (ver texto completo)
SUBIENDO POR LA GALIANA

El corazón me palpita
al ver tan grande el paisaje,
la Cuesta pienso que grita
sin nadie que se relaje.

La Cuesta de La Galiana
es peligrosa de veras,
su dulzura de mañana ... (ver texto completo)
Fotografía tomada desde el coche en marcha.
Quiero que la primera sonrisa del día me la provoque un beso tuyo.
Me gustan esas imágenes que además de mil palabras hacen brotar de mí mil sentimientos.
Impregnada está mi piel de verde, amarillo y agua. Abre los ojos y siente cómo huelo a Soria.
Entre brumas me visitó el sosiego
y algo místico sacudió mi alma.
Entonces creí renacer,
mas el vacío me golpeó de nuevo.

Por un instante fui parte de la razón del universo.
Dio con disimulo un pequeño trozo al enorme can. No se fiaba del pastel de setas que había preparado para la cena su nuera. El feliz animal lo tomó ávidamente y salió corriendo tras los inquietos niños. Ella lo observaba atenta. No pasaba nada, así que hincó con avidez el tenedor. De repente el perro empezó a aullar y a dar vueltas. Luego cayó al suelo. “ ¡Maldita sea! –exclamó–, sabía que me querías envenenar. Mira el perro. Está muerto”. “No abuela, solo estamos jugando”, dijo el pequeño mientras ... (ver texto completo)