Entre
San Polo y la
Ermita de San Saturio, al fondo, en la curva de ballesta que traza el Duero en torno a
Soria, junto a los álamos dorados que tienen en sus cortezas cifras de enamorados, nombres que son fechas. Así cantó Antonio Machado a Soria cuyo
paisaje en
Otoño es de los más bellos que podamos contemplar