TRES GOLPES DE LLAMADOR
Eran las tres de la madrugada, del año 1999, en aquel pueblo de Castilla apenas se oía un ruido, más aquel día del mes de noviembre, parecía que los demonios estaban sueltos, y en aquella casa de ese pueblo nadie se movía o eso parecía, La dueña llevaba viuda medio año, y esa noche se marchó de salida nocturna con un soltero, a las dos estaba la viuda en su casa, y a las tres de la madrugada, tres golpes de llamador fuertes sonaron en aquel silencio impresionante, la viuda sintiendo esos golpes no se atrevía a salir hacia el portal, y estaba en su cama con el miedo en el cuerpo, espero si de nuevo alguien llamaba, y en sus oídos sentía el eco de aquellos tres golpes fuertes del llamador, no pudo dormir en esa primera noche de su salida de casa, era una mujer sin ataduras, ya que no tenía hijos ni familia que la pudieran controlar, Más el qué dirán en esos lugares siempre tienen sus consecuencias, la mujer no contó nada a nadie, y cuando el hombre soltero la llamó por teléfono no se comentaron nada, la mujer pensaba, no será mi difunto esposo que me vino a llamar la atención, estaré más pendiente en la próxima salida, el siguiente sábado volvió de nuevo a salir con aquel hombre, y al dejarla en su casa la mujer no se acostó, se quedó de guardia por si volvía a soñar el llamador, ese sábado ocurrió lo mismo, más al contestar la mujer en la primer golpe de llamador, los otros dos golpes fueron seguidos y mucho menos fuertes, la mujer entre las rendijas de esa puerta miró, y vio a un hombre embozado en una manta corriendo, El miedo era distinto, se daba cuenta que era un humano con ganas de molestar, que quizá estando casado la habló de verla a escondidas, era lo más probable, ya esa mujer nunca más se asustó de esos golpes de llamador, que de vez en cuando siguió escuchando, sabia de sobra quien era el fantasma de las tres de la madrugada, no quiso denunciarlo era digamos vecino, y no quería que le llamaran el loco del llamador. G X Cantalapiedra.
Eran las tres de la madrugada, del año 1999, en aquel pueblo de Castilla apenas se oía un ruido, más aquel día del mes de noviembre, parecía que los demonios estaban sueltos, y en aquella casa de ese pueblo nadie se movía o eso parecía, La dueña llevaba viuda medio año, y esa noche se marchó de salida nocturna con un soltero, a las dos estaba la viuda en su casa, y a las tres de la madrugada, tres golpes de llamador fuertes sonaron en aquel silencio impresionante, la viuda sintiendo esos golpes no se atrevía a salir hacia el portal, y estaba en su cama con el miedo en el cuerpo, espero si de nuevo alguien llamaba, y en sus oídos sentía el eco de aquellos tres golpes fuertes del llamador, no pudo dormir en esa primera noche de su salida de casa, era una mujer sin ataduras, ya que no tenía hijos ni familia que la pudieran controlar, Más el qué dirán en esos lugares siempre tienen sus consecuencias, la mujer no contó nada a nadie, y cuando el hombre soltero la llamó por teléfono no se comentaron nada, la mujer pensaba, no será mi difunto esposo que me vino a llamar la atención, estaré más pendiente en la próxima salida, el siguiente sábado volvió de nuevo a salir con aquel hombre, y al dejarla en su casa la mujer no se acostó, se quedó de guardia por si volvía a soñar el llamador, ese sábado ocurrió lo mismo, más al contestar la mujer en la primer golpe de llamador, los otros dos golpes fueron seguidos y mucho menos fuertes, la mujer entre las rendijas de esa puerta miró, y vio a un hombre embozado en una manta corriendo, El miedo era distinto, se daba cuenta que era un humano con ganas de molestar, que quizá estando casado la habló de verla a escondidas, era lo más probable, ya esa mujer nunca más se asustó de esos golpes de llamador, que de vez en cuando siguió escuchando, sabia de sobra quien era el fantasma de las tres de la madrugada, no quiso denunciarlo era digamos vecino, y no quería que le llamaran el loco del llamador. G X Cantalapiedra.