LOS CAMINOS QUE TE LLEVAN AL UCERO
Por caminos cargados de esperanza
entre brisas que vienen del Gran Duero,
es posible que brille la balanza
de ese Río que llaman El Ucero.
Las mañanas de fríos heladores
donde brillan sin miedo las escarchas,
hay promesas que dejan los temblores
de esa Soria que tiene muchas marchas.
Hay caminos que llevan al Ucero
entre tierras de bellos girasoles,
donde dicen que nace el ROMANCERO
entre vientos que tienen buenos roles.
Los caminos que bordean la añoranza
que nos dicen que no temen al hielo,
nadie sabe si buscan la balanza
de esa tierra que puede ser el cielo.
Caminando sin miedo junto al Río
que presiente gozar de ciertas danzas,
en la noche te deja escalofrío
y preguntas si existen las templanzas.
El Ucero me deja sorprendido
preguntando quien cuida su muralla,
este Río se siente tan erguido
que hasta teme vivir en la batalla.
Anochece con aguas de tormenta
entre brisas que llaman encantadas,
su corriente que crece y se alimenta
va buscando las tardes más doradas.
Los caminos que llevan al Ucero
tienen sombras que llaman delicadas,
me comentan que está tranquilo El Duero
en sus horas que llaman descansadas.
G X Cantalapiedra.
Por caminos cargados de esperanza
entre brisas que vienen del Gran Duero,
es posible que brille la balanza
de ese Río que llaman El Ucero.
Las mañanas de fríos heladores
donde brillan sin miedo las escarchas,
hay promesas que dejan los temblores
de esa Soria que tiene muchas marchas.
Hay caminos que llevan al Ucero
entre tierras de bellos girasoles,
donde dicen que nace el ROMANCERO
entre vientos que tienen buenos roles.
Los caminos que bordean la añoranza
que nos dicen que no temen al hielo,
nadie sabe si buscan la balanza
de esa tierra que puede ser el cielo.
Caminando sin miedo junto al Río
que presiente gozar de ciertas danzas,
en la noche te deja escalofrío
y preguntas si existen las templanzas.
El Ucero me deja sorprendido
preguntando quien cuida su muralla,
este Río se siente tan erguido
que hasta teme vivir en la batalla.
Anochece con aguas de tormenta
entre brisas que llaman encantadas,
su corriente que crece y se alimenta
va buscando las tardes más doradas.
Los caminos que llevan al Ucero
tienen sombras que llaman delicadas,
me comentan que está tranquilo El Duero
en sus horas que llaman descansadas.
G X Cantalapiedra.