EL BURGO DE OSMA: TENIA MARCADO SU FINAL...

TENIA MARCADO SU FINAL
Aquel hombre de la comarca del Burgo de Osma, tenía marcado su final, el hombre con sus 83, años tenía un montón de problemas de salud, y sus dos hijos que habían sido inmigrantes, decidieron llevarle a la Residencia de mayores del Burgo, Allí de momento con su paga y poco más le recibían sin ponerle apenas pegas, El hombre andaba un poco trastornado desde que hacia tres años había fallecido su esposa, y su pequeña labranza la puso en alquiler, ya que sus fuerzas mermadas no podían trabajar sus fincas, en su pueblo le aconsejaron entrar en dicha Residencia, ya que el hombre apenas se podía defender él solo en su casa, Su maleta tenía ropa de la que en los pueblos llaman por si acaso, pero su mente no ponía resistencia a nada, Al entrar en la Residencia dijo exclamando. “Jaula nueva pájaro muerto”, era un pronostico acertado, las personas mayores cuando cambian de vivienda es un trastorno grande, y mucho más cuando las personas que allí viven apenas se conocen. Este hombre que apenas podía andar, termino en silla de ruedas, y tan solo una trabajadora de dicha Residencia, hablaba con él todos los días, y le preguntaba cómo estaba de animado, Aquel hombre se encontraba fuera de su ambiente, y a su nivel cultural le parecía todo extraño, aquella forma de vivir nunca le cayo bien, más era difícil programarse otra solución desde su silla de ruedas, los hijos fueron a visitarle al mes siguiente de entrar allí, le querían animar, pero su cerebro no estaba para poder pensar libremente, solo en su mente le llegaba la llamada de su esposa fallecida, y en sus ratos de lucidez, pedía poder estar con ella para la eternidad, el hombre en su paso por aquella Residencia, se veía inútil y sin poder explicar su mundo pasado, era una nebulosa su cerebro sin poder aclararse de lo que dentro pensaba, una noche de esas de otoño, cuando las hojas de los álamos del Ucero se van camino del suelo, el hombre desde su silla sintió su final, el corazón se paraba sin dar explicación alguna, y tan solo una mujer que ocupaba otra silla de ruedas, llamo a las personas cuidadoras para ver que le pasaba a este hombre, que descanso para siempre sin él querer pisar nunca una Residencia. G X Cantalapiedra.