EL BURGO DE OSMA: AQUEL CAMPESINO DEL UCERO...

AQUEL CAMPESINO DEL UCERO
Llego vendiendo sus frutos de legumbres y hortalizas, no quiso llevar disgustos ni vender nada con prisas. Han pasado algunos siglos, que aquella tierra era esmero, donde los agricultores sudaban dentro en su pecho. Hortalizas que vendían por esos pueblos pequeños, que en El Burgo terminaban con sus momentos risueños. Carros de yugo con mulas, algunos machos burreños, otros con carros de burros de labradores pequeños. Hubo ventas de cereales, animales y otros lechos, Cerdos que fueron criados con los mejores sustentos. Caminaban sin las prisas, eran más tranquilos tiempos, labradores de sonrisas que les sobraban alientos. Caminaban por Ucero, Valdemaluque y El Soto, a la vez de ver los pueblos, de esa cuenca del Ucero, que tienen sombras perdidas con templarios de otros tiempos. Vendedores de cosechas, aduladores del fuego, caminantes entre fríos que supieron bien vencerlos. Terminaban en El Burgo, para gastarse el dinero, que cambiaban por camisas y zapatos de gran juego. Bebieron vino en la bota, comieron torreznos buenos, era la gente devota de fraguas con sus herreros, pusieron las herraduras, con muchos nuevos arreos, engrasaron esos carros que rodaron sin cemento, Losas que llamaron duras, por los caminos del tiempo, esta tierra fue hermosura para aquel sufrido tiempo. Hoy se perdieron recuerdos en estas tierras del Burgo, aquellos hombres tan cuerdos supieron de arada y yugo. Con sus arados romanos, sus vertederas de acero tuvieron fuertes sus manos y bajaron hasta el Duero. Apenas se les recuerda nadie quiere ser obrero, no se precisa la cuerda de algún patrón usurero. Hoy todo se ve perdido, los tractores labran suelo, no existe campo elegido ni la lluvia da consuelo. G X Cantalapiedra.