LA CIMA DE LA ATALAYA
Sin ser cumbre borrascosa,
con cimientos musulmanes,
la vista sí que es dichosa,
lo dijeron los imanes.
Una Atalaya marcando
viejos caminos de España,
El Ucero va logrando
no sentirla nunca extraña.
Entre brisas solariegas
muy cerca del viejo Uxama,
las razones no se pliegan
ni el pasado se reclama.
Los vientos corren con fuerza
sobre sus paredes blancas,
y el aire se despereza
cuando los hielos arrancan.
Testigo de aquella historia
de las fuerzas musulmanas,
que buscaban cierta gloria
por las tierras castellanas.
Se van pasando los años
y se olvidan las andadas,
hoy que subimos peldaños
vemos sombras recordadas.
La Atalaya de testigo
para que reine la calma,
El Burgo no ve enemigo
ni en el pasado reclama.
El Abión y el Ucero
quisieran llevar más agua,
hoy lo dijo algún herrero
que trabajaba en su fragua.
El Duero sigue esperando
la lluvia que se reclama,
hay tierras que van gritando
al ver las nubes sin alma.
G X Cantalapiedra.
Sin ser cumbre borrascosa,
con cimientos musulmanes,
la vista sí que es dichosa,
lo dijeron los imanes.
Una Atalaya marcando
viejos caminos de España,
El Ucero va logrando
no sentirla nunca extraña.
Entre brisas solariegas
muy cerca del viejo Uxama,
las razones no se pliegan
ni el pasado se reclama.
Los vientos corren con fuerza
sobre sus paredes blancas,
y el aire se despereza
cuando los hielos arrancan.
Testigo de aquella historia
de las fuerzas musulmanas,
que buscaban cierta gloria
por las tierras castellanas.
Se van pasando los años
y se olvidan las andadas,
hoy que subimos peldaños
vemos sombras recordadas.
La Atalaya de testigo
para que reine la calma,
El Burgo no ve enemigo
ni en el pasado reclama.
El Abión y el Ucero
quisieran llevar más agua,
hoy lo dijo algún herrero
que trabajaba en su fragua.
El Duero sigue esperando
la lluvia que se reclama,
hay tierras que van gritando
al ver las nubes sin alma.
G X Cantalapiedra.