PASEOS JUNTO AL UCERO
Está bonita y tranquila la ciudad de El Burgo de Osma,
en mi caminar perfilo mi vista sobre su loma.
Voy mirando al horizonte queriendo vivir un sueño,
en su cumbre existe el monte con su paisaje risueño.
Camino junto al Ucero sin tener ninguna prisa,
vivo el ambiente sincero que me ofrece su sonrisa.
Recorro el desfiladero para llegar a la Güera,
todo suena a romancero sin que sea primavera.
Santa Cristina es historia del transcurrir de este valle,
que me parece la gloria sin anotar el detalle.
Viejos puentes son testigos de este caminar constante,
con labradores amigos que saben luchar bastante.
Pasear junto al Ucero por la ribera del río,
es sentirse un caballero que conoce bien su frío.
Estas tierras castellanas llenas de pasiones viejas
hoy me parecen tan sanas que hasta comprendo sus quejas.
Los sonidos se detienen en las mañanas festivas,
algo me suena que tienen las fiestas que les motivan.
El río Avión se crece cuando llega al Burgo de Osma,
el viento pienso que mece a los álamos su sombra.
Es un contorno de ensueño que se nota en su paisaje,
El Burgo vive risueño sin anotar su bagaje.
Pasar viviendo su brisa es una lección amable,
hay que disfrutar sin prisa esa cultura admirable.
Sentir la voz de esta tierra entre piedras milenarias,
ver como el ambiente encierra palabras extraordinarias.
El Burgo te deja huella cuando sientes su distancia,
es el brillo de su estrella que presume de arrogancia.
G X Cantalapiedra.
Está bonita y tranquila la ciudad de El Burgo de Osma,
en mi caminar perfilo mi vista sobre su loma.
Voy mirando al horizonte queriendo vivir un sueño,
en su cumbre existe el monte con su paisaje risueño.
Camino junto al Ucero sin tener ninguna prisa,
vivo el ambiente sincero que me ofrece su sonrisa.
Recorro el desfiladero para llegar a la Güera,
todo suena a romancero sin que sea primavera.
Santa Cristina es historia del transcurrir de este valle,
que me parece la gloria sin anotar el detalle.
Viejos puentes son testigos de este caminar constante,
con labradores amigos que saben luchar bastante.
Pasear junto al Ucero por la ribera del río,
es sentirse un caballero que conoce bien su frío.
Estas tierras castellanas llenas de pasiones viejas
hoy me parecen tan sanas que hasta comprendo sus quejas.
Los sonidos se detienen en las mañanas festivas,
algo me suena que tienen las fiestas que les motivan.
El río Avión se crece cuando llega al Burgo de Osma,
el viento pienso que mece a los álamos su sombra.
Es un contorno de ensueño que se nota en su paisaje,
El Burgo vive risueño sin anotar su bagaje.
Pasar viviendo su brisa es una lección amable,
hay que disfrutar sin prisa esa cultura admirable.
Sentir la voz de esta tierra entre piedras milenarias,
ver como el ambiente encierra palabras extraordinarias.
El Burgo te deja huella cuando sientes su distancia,
es el brillo de su estrella que presume de arrogancia.
G X Cantalapiedra.