La Peña el Manto es una gran roca desprendida de una masa rocosa de un cerro arcilloso que está coronado por piedra. Al ir arrastrando el agua de la lluvia, la tierra que la sustenta en su base, con el correr de los tiempos, se han ido descarnado y rompiendo, con lo que se ha formado un conglomerado de rocas sin orden ni concierto. La Peña del Manto al tener forma redondeada, rodo y llegó en su día, más lejos que ninguna quedando en un situación comprometida pues quedó en un estado de equilibrio no muy estable, pendiente sobre la carretera que pasa por debajo. Creo que cuando nadie hace nada por retirarla será porque no ofrece peligro. De todas maneras es espectacular la situación que mantiene.
Entre Mazaterón y Almazul hay otra roca, no tan voluminosa como la nuestra, que tiene la particularidad de que está solitaria, muy lejos de la más próxima. El enigma es quién pudo llevarla hasta allí, con lo que pesa. Si algún día la Peña del Manto rodara y ocupara otro lugar distinto no sería muy lejos de donde esta ahora y siempre se comprendería de donde proviene. El Río Henar tuvo en tiempo corrientes muy fuertes; pero en la actualidad, no se llevaría nada que pesara tantas @s como pesa esta.
Un abrazo.
Entre Mazaterón y Almazul hay otra roca, no tan voluminosa como la nuestra, que tiene la particularidad de que está solitaria, muy lejos de la más próxima. El enigma es quién pudo llevarla hasta allí, con lo que pesa. Si algún día la Peña del Manto rodara y ocupara otro lugar distinto no sería muy lejos de donde esta ahora y siempre se comprendería de donde proviene. El Río Henar tuvo en tiempo corrientes muy fuertes; pero en la actualidad, no se llevaría nada que pesara tantas @s como pesa esta.
Un abrazo.
Ahora somos pocos los que al referirnos a pesos, nos expresamos en arrobas (@), pero en mis tiempos de niño era muy frecuente. Las uvas se pesaban en arrobas, el espliego y en especial los cochinos. Era habitual preguntar cuanto había pesado tu cerdo en canal, por curiosidad morbosa. El alguacil tenía la obligación de pesarlo a las tres o cuatro horas de sacrificado y anotarlo en la libreta que presentaba al Ayuntamiento, el cual te pasaría la factura por las arrobas que había subido en la romana y que el propietario, disfrutaría durante el año.
Un abrazo.
Un abrazo.