Una calabaza así de grande había que darle al abuelo por no pensar un poco más, en palabras que tuviesen las cinco vocales. Es cierto que sabía alguna; pero no tantas. Lo que pasa es que si uno piensa mucho, te empieza a echar humo la "testa" que dicen los italianos, tal como los coches viejos cuando les aprietas un poco el acelerador. Gracias Manuel. Un abrazo