En Deza, cuando las gallinas se criaban por la calle y aledaños del pueblo, cuando el ama quería llamar a sus gallinas para darles de merendar, por ejemplo, llamaba: Pitas... pitas.. y al sentirla, acudían todas a picotear los cuatro granos de trigo o cebada que les proporcionaba a media tarde. Y cada gallina acudía solamente al oir su dueña y no la vecina... Que cosas.
Un abrazo.
Un abrazo.