Buenos días Deza: Hace de ello un montón de años (yo era un joven en aquellas fechas) que recuerdo un 30 de mayo frío, frío en el que me tocó pasarlo por esta ermita, haciendo labores de zofra. Se trataba de hacer alguna obra en la caseta adjunta a la ermita de San Roque en la que se guardaban las tinajas del agua y servía de trastero a la santera. El maestro albañil era el tio Sabinillo y yo, el peón. El agua para amasar el barro, allí no se usaba cemento en aquellas fechas, se tenía que ir a buscar al navajo del Camino de Calatayud. En el de la ermita no había ni gota. El porteador era yo mismo y lo hacía con dos calderos. Las manos las traía heladas y hubo ratos que no veía pues venían algarazos de nieve continuamente y me cegaban los ojos. Y el aire cierzo o regañón; pero helado. Como que no nos quitamos la bufanda en todo el día.
Aquella jornada teníamos que haber mandado todo al carajo y habernos vuelto a casa pues se podía haber esperado a que el tiempo fuese mejor...
Un abrazo.
Aquella jornada teníamos que haber mandado todo al carajo y habernos vuelto a casa pues se podía haber esperado a que el tiempo fuese mejor...
Un abrazo.
