OFERTA LUZ: 5 Cts/kWh

DEZA: ENTRETENIMIENTOS INFANTILES...

ENTRETENIMIENTOS INFANTILES

Los niños de Soria de aquellos cincuenta y sesenta del siglo pasado, tendríamos muchas cosas en común con los niños de Deza, aunque alguno no lo crea. Soria, por su pequeñez, era una ciudad a caballo entre lo rural y lo urbano. La cercanía al campo de cualquier barrio hacía posible que estuviésemos en contacto con la naturaleza: el Castillo y zonas aledañas, el Mirón, los alrededores del Duero, las eras de Santa Bárbara... Sin apenas coches, sin miedos ni algunas de las paranoias actuales, los límites de nuestra calle o barrio los íbamos ensanchando según crecíamos.
Uno de nuestros "juegos" cuando llegaba el buen tiempo consistía en cazar grillos. Por la tarde, con la merienda en la mano, con un bote de conserva vacío o incluso sin él, subíamos al Castillo con los sentidos muy despiertos, sobre todo el del oído. Cuando percibíamos el inconfundible "cri, cri, cri" de los grillos manteníamos un silencio sepulcral y, al igual que los oteadores indios que veíamos en las películas del Oeste, aguzábamos el oído mientras avanzábamos casi sin rozar el suelo, en busca del animalito. Si éste percibía nuestra presencia, cesaba de momento su cri, cri característico. De poco le valía porque nuestra habilidad era mayor. Localizado el lugar de procedencia, sólo había que esperar a dar con su agujero. Si llevábamos agua en el bote -en las primera capturas, sí- sólo teníamos que verterla por la grillera y... a esperar que saliera el incauto. Y al bote. Con inquilinos en los botes y ya sin agua, las siguientes capturas se hacían de
un modo similar, sólo que sustituyendo el agua por las ganas de cada uno de vaciar la vejiga. Cuando ya no quedaban reservas líquidas, regresábamos a nuestra casa con nuestro botín. Los reos pasaban a un bote, en el que habíamos colocado unas hojas de lechuga, tapábamos su boca con una trozo de tela que habíamos agujereado previmante y la sujetábamos con una gomilla. Ya teníamos acompañamiento "musical" para una temporada.
Saludos, Deza.