Otra de las tradiciones perdidas consistía en la crianza de un cerdo por las calles de Deza. Era alimentado por los propios dezanos, cuando el animal se colaba en sus casas. Este cerdo se rifaba entre los vecinos de Deza el domingo después del día de Reyes.
Antiguamente, los toros los dezanos los compraban por barrios y eran ellos mismos quienes picaban el toro que les correspondía en la plaza de toros.
En la Ermita de San Roque el Ayuntamiento contrataba a una familia (previa solicitud) durante el verano para que permaneciera junto a la ermita con tinajas de agua (que llenaban con cántaros de agua que subían hasta la ermita con animales) subían y que la gente que pasaba por allí hacia el campo saciara su sed. El día 3 de mayo el Ayuntamiento repartía entre los vecinos pan y vino bendecido para los animales.
Antiguamente, los toros los dezanos los compraban por barrios y eran ellos mismos quienes picaban el toro que les correspondía en la plaza de toros.
En la Ermita de San Roque el Ayuntamiento contrataba a una familia (previa solicitud) durante el verano para que permaneciera junto a la ermita con tinajas de agua (que llenaban con cántaros de agua que subían hasta la ermita con animales) subían y que la gente que pasaba por allí hacia el campo saciara su sed. El día 3 de mayo el Ayuntamiento repartía entre los vecinos pan y vino bendecido para los animales.