Recuerdo tal día como hoy que regresaba del campo de escardar trigos en compañía de mi padre y que al llegar al pueblo se oían los campanillos de San Antonio a toda marcha. Y es que estaban celebrando la novena al Santo. Como a mi me gustaba tanto tocar las campanas, enganche a correr y me fui a ver si podía subir a tocar estos campanillos que vemos en la foto. Pero... ¡Oh, pobre de mí, oh infelice! Mis esperanzas se desvanecieron al instante pues allí estaba el amigo Nicolás de cancerbero, impidiendo el paso a los pobres ilusos que no fuesen de la Taranzana. Total que no pude tocarlos ni aquel día, ni aquel año, ni aquella década, ni el aquel siglo... Tuvo que llegar el siguiente y por fin el año 2003, a mis setenta y pico de años, pude escabullirme y traspasar la trampilla de acceso al campanario y bandear los campanillos a mi gusto durante un buen rato. De no haber sido así, creo que me hubiera muerto pidiendo un deseo inalcanzado.
Feliz Día a los taranzaneros y un abrazo.
Feliz Día a los taranzaneros y un abrazo.