Dice un refrán: "Los de abril para mí; los de mayo pa mi hermano y los de junio pa ninguno". Naturalmente se refiere a los caracoles. Pues fíjate por donde, cuando más dinerillo conseguíamos mis amigos y yo de chavales, era en invierno. Entonces los buscábamos en los agujeros de las huertas en donde se escondían y a veces encontrabas en el mismo lugar un par de docenas. Cuando llenábamos la lata vacía, de escabeche, los íbamos a vender pues teníamos tres a cuatro clientes fijos que nos los compraban a tanto la docena. Había una señora que nos hacía trampas pues al contarlos se escondía alguno. Nosotros protestábamos porque de sobra sabíamos los que había pero ella decía que los números cantaban y que allí no había más. Tanto si te marchabas como si se los vendías siempre salías perdiendo. Por eso se los vendías cuando no encontrabas comprador.
Hoy día los caracoles son muy apreciados y van a precio de oro. Los he visto en el mercado hace poco, a cinco euros los paquetitos de cuatro cientos gramos. Limpitos ya y todo pero muy caros: Como el marisco. ¡Mira que si llegan a ser cabrillas...! Megustaría saber su precio.
Un abrazo.
Hoy día los caracoles son muy apreciados y van a precio de oro. Los he visto en el mercado hace poco, a cinco euros los paquetitos de cuatro cientos gramos. Limpitos ya y todo pero muy caros: Como el marisco. ¡Mira que si llegan a ser cabrillas...! Megustaría saber su precio.
Un abrazo.