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DEZA: Hace ya mucho, creo recordar que fue en 1944, en Deza...

Hace ya mucho, creo recordar que fue en 1944, en Deza sucedió tal día como hoy 28 de mayo un hecho luctuoso: Un niño de nueve años murió de accidente.
En nuestro pueblo existá la mala costumbre de engancharse en los coches y camiones en el momento de arrancar. El soltarse solía hacerse en marcha y resultar traumática pues muchas veces salías del revolcón con heridas en las manos y en las rodillas, cosa que olvidabas pronto porque de nuevo volverías a repetir la acción tan pronto como se presentara. De hecho no ocurría todos los días pues a Deza solamente llegaba el coche correo al mediodía y el camión del transporte una vez a la semana. Automóviles particulares apenas se veían. De todas maneras los chicos estábamos al acecho si sospechábamos que había algún vehículo que iba a partir y cuando marchaban nos enganchábamos detrás, por el hecho de ir montados aunque solo fuese un rato. La costumbre duró muchos años y al final pasó lo que tenía que pasar.
Fue una tarde de últimos del mes de mayo, cuando los chicos habían salido de la escuela ¡Qué a tiempo estaba en la Plaza el camión del transporte de Alhama, cuando llegó el Paco Lozano! ¡Y qué a tiempo se ponía en marcha y arrancaba! Como vio a otros muchachos preparados, se metió el cacho de pan y los cacahuetes de la merienda en el bolsillo, emprendió una corridilla y cogió un sitio fácil para engancharse; pero muy peligroso. El pobre Paco, el atrevido Paco que lo era mucho, pensaría en tirarse o quizá se cayó sin desearlo. El resultado fue que tuvo la mala suerte de que le pasara por el pecho la doble rueda de atrás del camión. El camión pegó un frenazo en seco pues el conductor notó un bote inusual en donde el terreno era liso y sin baches y vio por el retrovisor el cuerpo de un chico tirado en medio de la calzada. Paró al momento para prestar auxilio al accidentado; pero ya nada se pudo hacer pues había muerto en el acto. Lo trasladaron a casa de la tia Patro e instalaron su cadáver en una cama. Todos los chicos del pueblo pasamos a verlo. Aquella estampa de dolor quedó clavada en nuestras mentes y en nuestros recuerdos para siempre. Él había sido un condiscípulo nuestro, un compañero de juegos que iba a hacer la primera comunión tan solo dentro de unos días. Su familia estaba preparando la solemnidad de dicho acontecimiento y la mala suerte les deparó este otro de inmenso desconsuelo.
El chofer, muy afectado, estuvo en el entierro del chaval.
El Paco era hijo del guardia civil Lozano, un hombre muy serio y muy formal del que nadie tuvo jamás una queja. Mi deseo es que aquella pobre familia encontrara el consuelo y tuviera muchos años para rezar por su hijo y por su hermano aunque hay que pensar que los padres nunca se harían a la idea de perder a su hijo querido de una manera tan trágica e inesperada.
Aquí se acabó de una manera fulminante el engancharse en los vehículos en marcha por siempre, sin haber echado ningún pregón prohibiéndolo y sin tener que escuchar ningún otro consejo de los mayores. Solo faltó que los chicos viésemos las consecuencias.
Otro accidente de tráfico ocurrido en nuestro pueblo sucedió en la carretera de Soria, en el comienzo de la actual carretera de La Alameda que todavía no estaba ni siquiera en proyecto. Allí desembocaban las Callejas. Las Callejas eran varios caminos que partían desde la Puerta Cihuela y que uno de ellos iba a parar a ese punto. Un camino lleno de ortigas, de zarzamoras y de sándalo de culebra, bordeado por riachuelos por los que discurría el agua para regar las huertas, todas ellas tapiadas y coronadas de bardales, con enormes puertas que se cerraban con trancos y llaves de madera muy especiales.
Por aquel camino corría un chico que se llamaba Antonino. No paró (ahora se dice hacer stop) al salir a la carretera y lo pilló uno de los pocos coches que pasaban al año por allí. Murió de resultas del fuerte encontronazo. Vaya mala suerte. Sucedió por allá en los años 20. Entonces apenas había coches que circularan por aquí y mira por donde, al pobre, le tocó “la china” que se dice. Mala suerte.
Buenos días Deza.
Un abrazo.