Hoy se celebra el Día Mundial del Agua.
Esto de los días mundiales puede servir como recordatorio, como toque de atención, pero poco más. De poco sirven los actos que se celebran, la política de gestos, si luego no hay continuidad el resto del año.
La Asamblea Geenral de la Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1993 la decisión de celebrar el 22 de marzo de cada año este día del Agua, con una llamada a todos los estados.
La realidad nos dice que uno de cuatro habitantes del planeta no tiene acceso al agua.
Que el agua es y da vida, pero que nunca en la historia de la humanidad como ahora ha sido tan maltratada: sobreexplotada, despilfarrada (por quienes sí la tienen) y contaminada.
Sin salirnos de nuestra piel de toro, hemos convertido la mayor parte de nuestros ríos en verdaderas cloacas al haberla contaminado por los desechos humanos, de la industria y la agricultura. Cada vez llueve menos y cada vez somos más y gastamos más. Al final, la ecuación terminará por no salir.
Y el caso, mirando ahora el planeta en su conjunto, es que hay suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades de todos, pero no está repartida equitativamente y no suele estar bien gestionada.
Dicen los expertos, que desde 1900 se han perdido la mitad de los humedales del mundo, lo que va a suponer que el cambio climático ha de tener repercusión directa en el suministro de agua dulce a muchas regiones del planeta.
La guerra por el control y uso del agua augura un futuro cargado de conflictos.
Si nuestro organismo es un 70% de agua, se entiende que cobre un sentido literal la estrofa del clásico:
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir...
Saludos, Deza.
Esto de los días mundiales puede servir como recordatorio, como toque de atención, pero poco más. De poco sirven los actos que se celebran, la política de gestos, si luego no hay continuidad el resto del año.
La Asamblea Geenral de la Naciones Unidas adoptó el 22 de diciembre de 1993 la decisión de celebrar el 22 de marzo de cada año este día del Agua, con una llamada a todos los estados.
La realidad nos dice que uno de cuatro habitantes del planeta no tiene acceso al agua.
Que el agua es y da vida, pero que nunca en la historia de la humanidad como ahora ha sido tan maltratada: sobreexplotada, despilfarrada (por quienes sí la tienen) y contaminada.
Sin salirnos de nuestra piel de toro, hemos convertido la mayor parte de nuestros ríos en verdaderas cloacas al haberla contaminado por los desechos humanos, de la industria y la agricultura. Cada vez llueve menos y cada vez somos más y gastamos más. Al final, la ecuación terminará por no salir.
Y el caso, mirando ahora el planeta en su conjunto, es que hay suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades de todos, pero no está repartida equitativamente y no suele estar bien gestionada.
Dicen los expertos, que desde 1900 se han perdido la mitad de los humedales del mundo, lo que va a suponer que el cambio climático ha de tener repercusión directa en el suministro de agua dulce a muchas regiones del planeta.
La guerra por el control y uso del agua augura un futuro cargado de conflictos.
Si nuestro organismo es un 70% de agua, se entiende que cobre un sentido literal la estrofa del clásico:
Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar
que es el morir...
Saludos, Deza.
