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DEZA: El Alcaparrón Torero...

El Alcaparrón Torero

De las aficiones más raras de los habitantes de la Huerta es el toreo la que se lleva la palma. Son muy pocos los aficionados a torear, y aún menos, los aficionados a ser toreados. Pero es de los primeros a lo que me vengo a referir. De vez en cuando, surge un imberbe que quiere ser figura del toreo, y eso fue lo que ocurrió con José Manuel, un pequeño Alcaparrón al que aún le quedaban aún muchas madrugadas en la Huerta. Desde más pequeño todavía, se dedicaba a correr delante de los Escarabajos y a gritarles: "eh, eh,... ooolé". Los Escarabajos no le hacían el menor caso. Pero esto no desanimó a Chema, que para aquellos entonces ya lucía un seudónimo con el que había de hacerse popular: "Er niño la Alcaparra". En verdad, "er niño" tenía su gracia pero le faltaba instinto, por eso decidió emigrar más al sur; hizo su hatillo y se marchó.
- Adiós amigos.
- Adiós maestro.
Al anochecer alcanzó el establo. No había Toros pero sí Vacas, que para el caso eran lo mismo, así que soltó la capea y los llamó. "Espero que no me pille el hacendado".- pensó.
- Ehe, ehe, eh, eeeeh, ay, ay... ¡Choooof!.
Le costó Dios y ayuda salirse de la boñiga de Vaca, pero salió decidido, valiente; ¡ehe, toro!
Al amanecer ya estaba de vuelta, justo a tiempo de ser recolectado, aunque no muy grande, puso tanto empeño en ser visto que lo cogieron, y cuando iba camino de la fábrica de conservas, se sentía triste:
- "Si es que los Toros no son como los de antes, ´mardita´ sea mi suerte".