DEZA: Aquí tenemos otros versos hermosos. Es el mismo tema...

Buenos días Deza: Hoy me he levantado romántico. Las personas mayores también tenemos derecho a ello aunque parezca una contradicción. Dejemos nuestros achaques, como tema prioritario y aprovechemos el tiempo. Carpe diem...

La poesía es de Garcilaso y dice así:

En tanto que de rosa y azucena
se muestre la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
encienda el corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello, blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
Todo lo mudará la edad ligera,
Por no hacer mudanza en su costumbre.

El Renacimiento dio nueva vida al viejo tema de Horacio: "Carpe diem" (coge el día, aprovecha el tiempo):"Collige, virgo, rosas" (recoge, oh virgen las rosas). Trataba de incitar a que se aprovechara la hermosura y los placeres de la vida antes del que el tiempo los destruya o los haga imposibles.
Este bonito soneto de Garcilaso expresa ese mensaje vital con una evocación idealizada, perfecta, de la amada: "Color rosa y azucena, cuello blanco y elevado, cabello de oro..." El poema culmina en un verso espléndido: "Marchitará la rosa el viento helado..." Pero a nosotros nos quedará para siempre el recuerdo de esta belleza.

Un abrazo.

Aquí tenemos otros versos hermosos. Es el mismo tema del soneto de Garcilaso que he expuesto anteriormente y que Góngora expresa con mayor retórica, según mi parecer. En los cuartetos impares comienza con la repetición de "mientras..." y cada dos versos, con un rasgo de la belleza femenina que compara con un elemento de la naturaleza.

Frente al vitalismo renacentista de Garcilaso, aquí la lección es desengañada. Todo el pesimismo del Barroco culmina en el verso final, con su enumeración creciente, hacia la nada.

Soneto.

Mientras por competir con tu cabello
oro bruñido al sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano
mira tu blanca frente el lirio bello;

mientras a cada labio, por cogello,
siguen más ojos que al clavel temprano,
y mientras triunfa con desdén lozano
del luciente cristal tu gentil cuello,

goza cuello, cabello, labio y frente,
antes que lo que fue en tu edad dorada
oro, lirio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o viola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente
en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada.

Un abrazo.


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