Aquí tenemos dos dezanos. Ellos entendían mucho de aguardientes y anises, hechos precisamente en los alambiques de Deza.
Un abrazo.
Un abrazo.
Si destilamos un vino, por ejemplo en un alambique, obtendremos un compuesto muy rico en alcohol etílico. Pero claro, hay que tener en cuenta muchas cosas pues una destilación no se hace nunca con los mismos fines; unas veces buscaremos una buenas "holandas" para preparar un delicioso brandy y en otras nos conformaremos con un licor fuerte al que podemos llamar, familiarmente, "matarratas".
Las holandas son destilados de vinos sanos utilizados para la elaboración de brandies y anises de calidad. Estas flemas se someten a un segundo repaso para obtener las holandas de calidad y elaborar grandes brandies.
El brouilli es ese aguardiente lechoso de pocos grados que se obtiene después de la primera destilación de los vinos en alambique de cobre. Naturalmente también se usan para bebidas de menor calidad y graduación.
En Deza se destilaba mucho porque el vino era de poca graduación y se echaba a perder o se volvía vinagre. Nunca se destiló para obtener holandas y tampoco se hicieron anises, aunque el sabor de los destilados tuviese un ligero sabor de anís, por la sencilla razón que de destilaba el vino con un saquito o bolsita de semillas de aquella planta que le proporcionaba ese ligero toque diferente, del aguardiente seco. Aunque a decir verdad, el aguardiente siempre es tan “seco” que quema la garganta. Hay que tener agallas para tragarse aquello.
Un abrazo.
Las holandas son destilados de vinos sanos utilizados para la elaboración de brandies y anises de calidad. Estas flemas se someten a un segundo repaso para obtener las holandas de calidad y elaborar grandes brandies.
El brouilli es ese aguardiente lechoso de pocos grados que se obtiene después de la primera destilación de los vinos en alambique de cobre. Naturalmente también se usan para bebidas de menor calidad y graduación.
En Deza se destilaba mucho porque el vino era de poca graduación y se echaba a perder o se volvía vinagre. Nunca se destiló para obtener holandas y tampoco se hicieron anises, aunque el sabor de los destilados tuviese un ligero sabor de anís, por la sencilla razón que de destilaba el vino con un saquito o bolsita de semillas de aquella planta que le proporcionaba ese ligero toque diferente, del aguardiente seco. Aunque a decir verdad, el aguardiente siempre es tan “seco” que quema la garganta. Hay que tener agallas para tragarse aquello.
Un abrazo.
Muchas personas mayores tenían sus botellejas en casa y al levantarse se echaban su copilla y su buen trago de agua, ya en ayunas. Yo nunca pude tragar aquel líquido tan fuerte que tenía un sabor a demonios. Creo que mi padre y otroa muchos lo tomaban por gastar ese sub-producto que amanecía por casa, al echarse a perder el vino del año, que tenías para el gasto y que habías destilado por la costumbre existente, en aquellos tiempos. Simplemente porque se hacía así pues nunca vi que en mi casa compraran, al acabarse las existencias. Aunque en tiempos si que iban de casa en casa ofreciéndotelo a domicilio tal como vemos en la presente fotografía.
Un abrazo.
Un abrazo.
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