Una anecdota curiosa es que los toros estuvieron suspendidos en Deza desde el año 1936 hasta el 1947. Siendo Alcalde de este pueblo Donato González, se empezó a remover el asunto y cuajó. Se remodeló un poco la plaza que estaba hecha un corralón donde se hacinaba la leña de los vecinos y aquelló volvió a ser un ruedo, de nuevo. Y volvieron los pasadobles a sonar con aires más modernos.