La iglesia de Deza es majestuosa tanto de fuera como por dentro. Si el aspecto exterior nos muestra a primera vista, que es una gran obra, el interior nos dejará sorprendidos por su altura, su amplitud, sus columnas, su techumbre... Sin contar la admiración que ofrecerá a nuestros ojos su gran altar mayor, sobre todo. La parte contraria, es que es muy grande para los pocos feligreses que quedan en el pueblo y en invierno es muy fria. Carece por un lado del calor material del ambiente de nuestro clima y del otro, del que se siente al estar en compañía próxima, unos de otros, hermanados en la oración. Un abrazo.