Los que no se aburren en Deza son la gente menuda que se la pasan todo en día y la noche en la calle. Bueno, lo que les queda de día pues suelen levantarse a las doce de la mañana. Todo el santo día están dando vueltas con las bicicletas, eso sí, sin arte ni control pues cada uno va a su aire sin respetar prioridades, direcciones, velocidad, peatones, derecha ni izquierda y nada de lo que huela a control pues hasta incluso por la noche circulan sin luces, sin el chaleco que es obligatorio y sin casco. Este año se han producido varios accidentes, uno de ellos grave y otros (4) con heridas que han necesitado varos puntos de sutura en el Ambulatorio de Gómara. Y hay que dar gracias de que no pasen más cosas. Esto es un caos circulatorio, pues desde los cuatro o cinco años, hasta los catorce van todos revueltos y apelotonados y salen de las calles y cruzan la carretera sin mirar. Y si vas a la piscina, ves como te pasan por los costados, sin avisar de que vienen. Todo el mundo echa los niños a la calle y ya se quedan tranquilos si el primer día no les ha pasado nada y vuelven sanos a casa: esto es la prueba de que pueden ir ya sólos. Tan sólo por esto yo pienso que el pueblo de Deza deja mucho que desear para pasar las vacaciones con niños. Esto parece un circo de ciclistas juveniles más que otra cosa...Un saludo de una madre que sufre lo suyo en este pueblo, por esta circunstancia.