¡ Con qué gracia, el Angel el Bisbís, iba a caballo en sus mulas a la pieza y que jotas tan alegres cantaba este hombre! Siempre recuerdo que iba montado a la jineta y que los piés casi le tocaban en el suelo. En la sonrisa se le parecía a su madre, esa mujer tan buena y que yo la conocí de venerable anciana ya. De su padre no me acuerdo ya que debió de morir siendo yo pequeño. Lo que sí recuerdo son aquellos partidos de pelota y la posición que ponía al sacar, inclinándose mucho para tomar gran impulso. Un recuerdo para él y para toda aquella gente que nos precedieron.