San Martín, obispo dimisionario.- Un obispo dimisionario es aquel que deja su puesto vacante voluntariamente, por enfermedad o jubilación. La dimisión del obispo Martín es muy extraña ya que todavía era joven pues su vida se prolongará por más de veinte años más. Su estancia en Sigüenza como obispo fue de poco más de siete años. Hay indicios de que probablemente fue debido a una grave enfermadad. También es posible que fuera debido algún envenenamiento provocado. En aquellos tiempos se entendía poco y al verlo delicado quizá y con poca salud, le recomendaran que volviera a descansar o morir, a su convento. De hecho no hay nada claro. Lo que si deja entrever su biógrafo Ricardo es que Martín aún estuvo unos meses en Sigüenza, todavía despues de su dimisión y que el Capítulo General de la Orden, le concede un aniversario, para cuando llegue la noticia de su muerte. Con ésto se daba a entender es que en aquellos momentos se esperaba su muerte de un día a otro. No cabe duda que la crisis debió superarse y a Martín, una vez retirado por fuerza o voluntad, ya no le devolvieron el puesto o quizá ya no lo exigió, retirándose a su querido monasterio de Huerta, dedicándose plenamente a su vida monástico- contemplativa.
Con un lenguaje en cierto sentido hermético, Ricardo nos sigue descibiendo esta esta etapa de su vida. "El varón religioso, lleno de Espíriyu Santo y amante de la paz y con un vida totalmente sosegada en Cristo, deja a un lado el cuidado pastoral para dedicarse a la vida sencilla del claustro hortense, en que con el corazón sereno y el alma saciada de delicias espirituales, permaneció entregado a la ascésis durante veintitrés años"
Por fin llega el declive de la vida temporal del monge-abad-obispo Martín. él, amante de la soledad del claustro recibe la inedudible llegada de la muerte lejos de su monasterio querido, cuando se encontraba de regreso de una visita a otro monasterio alcarreño de Ovila, con el pensamiento y el deseo de que su cuerpo repose en Huerta. Seguiremos...Un abrazo.
Con un lenguaje en cierto sentido hermético, Ricardo nos sigue descibiendo esta esta etapa de su vida. "El varón religioso, lleno de Espíriyu Santo y amante de la paz y con un vida totalmente sosegada en Cristo, deja a un lado el cuidado pastoral para dedicarse a la vida sencilla del claustro hortense, en que con el corazón sereno y el alma saciada de delicias espirituales, permaneció entregado a la ascésis durante veintitrés años"
Por fin llega el declive de la vida temporal del monge-abad-obispo Martín. él, amante de la soledad del claustro recibe la inedudible llegada de la muerte lejos de su monasterio querido, cuando se encontraba de regreso de una visita a otro monasterio alcarreño de Ovila, con el pensamiento y el deseo de que su cuerpo repose en Huerta. Seguiremos...Un abrazo.