Querida abuelina: Cuando en Deza no había ni un solo coche, había muchos chicos con mocos: mocosos. Te recordarás que no teníamos parques frondosos, los abuelos eran verdaderos abuelos, pero no eran dichosos; la gente tampoco estaba completamente gozosa. Y es que cada tiempo comporta su penitencia y la dicha completa es imposible. Nadie puede contar, estando despierto, que las 24 horas de un día hayan sido completamente felices para el. La utopía es otra cosa. Un abrazo.
