En escritos antiguos -son copias- no s dicen que algunos de los templarios pelearon en las
Navas de Tolosa. Cuando ellos tenían todo el territorio del pueblo solo hacían cultivar los valles,
pues lo demás lo destinaban para alimento de sus ganados; de ahí que alrededor de la iglesia, se
agrupaban humildes casas, que servían de vivienda a los pastores de la comunidad de
Templarios y después a los Sanjuanistas que sucedieron a aquellos.
Decir lo que fue en la antigüedad el pueblo y territorio es casi soñar, puesto que ningún dato
preciso tenemos de ello. Solo puedo afirmar que, cuando se roturaron tantas fincas, los arados
sacaban gruesísimas raíces casi podridas de robles que seguramente era el árbol que mas
abundaba. También al labrar el cerro y todo lo que hoy ocupa las eras, se encontraron cimientos
en abundancia; y de esto deducen que hubo una población considerable. Yo ni lo afirmo ni lo
niego.
Lo único que es cierto -y esto toca ya con la prehistoria- es que por las cuevas de los
peñascos que circundan el pueblo, y algunas de ellas de bastante profundidad muy en particular
la del camino de Langa -convertida en bodega- y la de los peñascos de la Erilla, Vadrinal,
Covacha y otras son bastante grandes y hechas a mano por el hombre, parecer que se deduce con
certeza que en alguna temporada fue habitada.
Últimamente, no hace muchos años, los dueños de las fincas que están junto a la ermita,
haciendo zanjas profundas con objetos de plantar viñas, encontraron un cementerio muy
singular. Estaban los sepulcros construidos de piedra sin labrar -losas- y puestos unos por
encima de otros de tal manera que en algunas filas se encontraron tres. Algunos restos de
cerámica y otros cacharros es todo lo que se encontró.
Opino que se trata de un cementerio romano a juzgar por la estructura de la portada de la
ermita. Pero cabe preguntar ¿siendo como es dicho cementerio de sepulturas superpuestas y que
ocupa bastante terreno, no es verdad que se puede deducir que no muy lejos de él habría una
población numerosa? A esto, por ahora, no puedo responder.
============================== ==============
Hasta el siglo XV, el inmediato pueblo de Santa Cruz de la Salceda era aldea de
jurisdicción de Montejo de la Vega (Segovia) y por lo tanto los limites de Castillejo eran, en
aquel entonces, con Montejo. Las tres Villas principales de esta comarca eran -todas en
diminutivo- Maderuelo, Montejo y Castillejo. Todas las fincas que tenía esta parroquia (que mas
adelante diré las fanegas de sembradura de que era propietaria) las compró a raíz del inicuo
decreto de desamortización, un tal Aguilar vecino de Aranda. Las que pertenecían a la
encomienda de San Juan pasaron a Flores Calderón que también se hizo señor y propietario del
monte y territorio de La Vid, que pertenecía a los padres Premostatenses.
Es curioso como se administraba este pueblo hasta mediados del siglo XIX. Ajustaban
todos los años maestro de escuela, sacristán, y fiel de fechos (secretario), que generalmente
desempeñaba los tres cargos una misma persona. Remataban la taberna, panadería, mesón,
aguardiente, sanguijuelas, etc, y el que se quedaba con cada una, tenía que pagar cierta cantidad
de dinero al municipio. El que se quedaba con un remate del vino -taberna- tenía obligación de
dar diariamente lo necesario para la iglesia. El rematante de sanguijuelas solamente le duraba el
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Navas de Tolosa. Cuando ellos tenían todo el territorio del pueblo solo hacían cultivar los valles,
pues lo demás lo destinaban para alimento de sus ganados; de ahí que alrededor de la iglesia, se
agrupaban humildes casas, que servían de vivienda a los pastores de la comunidad de
Templarios y después a los Sanjuanistas que sucedieron a aquellos.
Decir lo que fue en la antigüedad el pueblo y territorio es casi soñar, puesto que ningún dato
preciso tenemos de ello. Solo puedo afirmar que, cuando se roturaron tantas fincas, los arados
sacaban gruesísimas raíces casi podridas de robles que seguramente era el árbol que mas
abundaba. También al labrar el cerro y todo lo que hoy ocupa las eras, se encontraron cimientos
en abundancia; y de esto deducen que hubo una población considerable. Yo ni lo afirmo ni lo
niego.
Lo único que es cierto -y esto toca ya con la prehistoria- es que por las cuevas de los
peñascos que circundan el pueblo, y algunas de ellas de bastante profundidad muy en particular
la del camino de Langa -convertida en bodega- y la de los peñascos de la Erilla, Vadrinal,
Covacha y otras son bastante grandes y hechas a mano por el hombre, parecer que se deduce con
certeza que en alguna temporada fue habitada.
Últimamente, no hace muchos años, los dueños de las fincas que están junto a la ermita,
haciendo zanjas profundas con objetos de plantar viñas, encontraron un cementerio muy
singular. Estaban los sepulcros construidos de piedra sin labrar -losas- y puestos unos por
encima de otros de tal manera que en algunas filas se encontraron tres. Algunos restos de
cerámica y otros cacharros es todo lo que se encontró.
Opino que se trata de un cementerio romano a juzgar por la estructura de la portada de la
ermita. Pero cabe preguntar ¿siendo como es dicho cementerio de sepulturas superpuestas y que
ocupa bastante terreno, no es verdad que se puede deducir que no muy lejos de él habría una
población numerosa? A esto, por ahora, no puedo responder.
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Hasta el siglo XV, el inmediato pueblo de Santa Cruz de la Salceda era aldea de
jurisdicción de Montejo de la Vega (Segovia) y por lo tanto los limites de Castillejo eran, en
aquel entonces, con Montejo. Las tres Villas principales de esta comarca eran -todas en
diminutivo- Maderuelo, Montejo y Castillejo. Todas las fincas que tenía esta parroquia (que mas
adelante diré las fanegas de sembradura de que era propietaria) las compró a raíz del inicuo
decreto de desamortización, un tal Aguilar vecino de Aranda. Las que pertenecían a la
encomienda de San Juan pasaron a Flores Calderón que también se hizo señor y propietario del
monte y territorio de La Vid, que pertenecía a los padres Premostatenses.
Es curioso como se administraba este pueblo hasta mediados del siglo XIX. Ajustaban
todos los años maestro de escuela, sacristán, y fiel de fechos (secretario), que generalmente
desempeñaba los tres cargos una misma persona. Remataban la taberna, panadería, mesón,
aguardiente, sanguijuelas, etc, y el que se quedaba con cada una, tenía que pagar cierta cantidad
de dinero al municipio. El que se quedaba con un remate del vino -taberna- tenía obligación de
dar diariamente lo necesario para la iglesia. El rematante de sanguijuelas solamente le duraba el
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