Ya me lo tenía dicho mi madre, la teniente O´Neill, que aunque era una dama de hierro tenía el corazón de plastilina. Me decía: hijo cuídate de la familia, que los amigos de verdad ya cuidarán de tí. Y qué razón tenía. Me pego media vida mimando al Baraka y me paga de esta manera, sacando los trapos sucios de la familia y regodeándose de mi pasado eclesiástico y de mi tradicional tacañería que me lleva a quedarme con lo mío y si puedo arramplar con lo de los demás. Yo creía que era algo propio y
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El lunes te los envio a tu
correo, yo en eso me hundo en la miseria es mirar ese texto y se me parece a un cuadro daliniano despues de una
noche de juerga, eso si, bonito lo es un rato, las J y las G me recuerdan la letra de mi abuelo.
Por cierto mi abuelo que era de
Blacos, aunque se aposento en la
Torre, también era de apellido Gonzalo por parte de madre, así las cosas espero que algo de esa lejana herencia también me haya tocado, aunque solo sea en un misero requejo del
rio milanos.
No debemos
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